A Corto y a Largo Plazo

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Lámpara es a mis pies tu palabra, y lumbrera a mi camino.” Salmos‬ ‭119‬:‭105‬ ‭(RVR1960‬‬)

Este versículo del Salmo 119 destaca el poder de la Palabra de Dios como guía constante y necesaria para nuestras vidas.

En el contexto de la mayordomía financiera, este pasaje nos enseña que la dirección y sabiduría que necesitamos para administrar los recursos que el Señor nos ha confiado se encuentran en las Escrituras.

Así como una lámpara ilumina los pasos inmediatos y una lumbrera muestra el camino por delante, la Palabra nos ayuda a tomar decisiones correctas tanto en el presente como en la planificación a largo plazo de las finanzas.

No somos dueños de los bienes que tenemos, sino administradores a quienes el Señor Jesucristo ha confiado estos recursos para ser usados conforme a Su voluntad.

Al analizar este versículo en el hebreo original, encontramos términos clave que revelan profundos principios para la mayordomía.

La palabra hebrea para “lámpara” es נֵר (ner), que literalmente significa una luz pequeña pero suficientemente brillante para iluminar los pasos inmediatos. Esto nos enseña que la Palabra de Dios nos da claridad en cada decisión financiera que tomamos, permitiéndonos discernir con prudencia.

No se trata de tomar decisiones basadas en el miedo o en el deseo de riquezas temporales, sino en actuar con sabiduría según los principios bíblicos. El hecho de que somos siervos de Cristo Jesús nos lleva a considerar que cada decisión, con los recursos del Señor, debe ser un reflejo de nuestra devoción y obediencia a Él.

La palabra hebrea para “lumbrera” אוֹר (or), que se refiere a una luz más amplia que ilumina un camino mayor. Esto implica que, además de guiarnos en decisiones inmediatas, la Palabra de Dios nos ofrece una visión clara para el futuro.

En términos de mayordomía financiera, esto significa que, como administradores, debemos no solo preocuparnos por los gastos del presente, sino también por cómo usamos los bienes del Señor a largo plazo, para que nuestras decisiones reflejen Su propósito eterno.

Proverbios 19:21 nos recuerda: “Muchos son los planes en el corazón del hombre, pero el propósito del Señor es el que prevalece”. Esto nos enseña que nuestras decisiones financieras deben estar sometidas a la voluntad de Dios, sabiendo que su Palabra ilumina tanto el presente como el futuro.

En la administración de las finanzas, es esencial recordar que los recursos que manejamos son encomendados por Cristo Jesús, y nuestra responsabilidad es honrarlo con cada decisión.

Un ejemplo práctico sería un administrador de los bienes del Señor que, al desear elaborar un presupuesto mensual y anual, no lo hace de manera impulsiva o según sus propios deseos, sino que busca la guía de la Palabra de Dios, que es lámpara a sus pies y lumbrera a su camino.

Ese siervo comienza orando para que el Señor le dé sabiduría y prudencia en cómo asignar los recursos que Cristo le ha confiado. Mientras planifica el presupuesto, se asegura de apartar una porción para los propósitos del Reino de Dios, otra para los gastos necesarios del día a día, y reserva una parte para situaciones imprevistas o futuras responsabilidades.

Todo eso lo hace reconociendo que los bienes que administra no son suyos, sino que Jesús el Señor se los ha encargado para que los maneje conforme a Su voluntad. Así, demuestra cómo la Palabra de Dios ilumina tanto sus decisiones financieras inmediatas como su planificación a largo plazo.

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En resumen, este versículo nos enseña que, como esclavos voluntarios de Cristo, debemos depender completamente de la Palabra de Dios para guiar cada aspecto de nuestras decisiones financieras.

Debemos ser diligentes en cómo manejamos los bienes que Dios nos ha confiado, sabiendo que cada paso que damos debe estar conforme a Su voluntad.

La Palabra es nuestra lámpara que nos ayuda en los detalles inmediatos, y nuestra lumbrera, que nos muestra cómo dirigir nuestras vidas a largo plazo, de manera que todo lo que hagamos con las finanzas glorifique a Dios y esté libre del pecado de la codicia o la irresponsabilidad.

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