Nos dicen: “¿De qué me sirve que ustedes hablen de ahorro e inversiones si yo estoy tapado de deudas?”
Respuesta: No solo hablamos (enseñamos) acerca de esos dos tópicos, y para responder directamente a su pregunta, lo hacemos, dentro de otras cosas, para que vea el nivel que posee la administración que está llevando con las riquezas del Señor Jesucristo.
Es fundamental entender que la enseñanza sobre ahorro e inversiones no se limita a meras teorías financieras, sino que está profundamente arraigada en principios bíblicos que nos guían hacia una administración sabia y fiel de los recursos que Dios nos ha confiado.
El Salmo 24:1 nos recuerda: «Del Señor es la tierra y todo cuanto hay en ella, el mundo y cuantos lo habitan». Reconocer que todo lo que poseemos pertenece a Dios nos impulsa a ser buenos mayordomos de sus bienes.
La administración financiera efectiva es un reflejo de nuestra obediencia y sabiduría en la gestión de los recursos que Dios nos ha dado.
En Lucas 16:10, Jesús nos enseña: «El que es fiel en lo poco, también en lo mucho es fiel; y el que en lo muy poco es injusto, también en lo mucho es injusto».
Esta fidelidad en lo poco incluye nuestras finanzas personales, donde ahorrar y invertir sabiamente demuestra nuestra responsabilidad y compromiso con la provisión de Dios.
Además, la Biblia nos advierte sobre los peligros de la deuda. Proverbios 22:7 dice: «El rico se enseñorea de los pobres, y el que toma prestado es siervo del que presta». Vivir endeudado nos coloca en una posición de servidumbre y limita nuestra capacidad de servir libremente a Dios y a los demás.
Por eso, la enseñanza sobre el ahorro y la inversión tiene un propósito mayor: liberarnos de la esclavitud de la deuda y permitirnos vivir una vida de generosidad y servicio.
No se trata solo de acumular riquezas, sino de utilizar sabiamente los recursos para el bien del Reino de Dios. En 2ª Corintios 9:8, leemos: «Y Dios puede hacer que toda gracia abunde para ustedes, de manera que siempre, en toda circunstancia, tengan todo lo necesario, y abunden para toda buena obra».
Ahorrar e invertir de manera prudente nos prepara para ser generosos en cada buena obra, extendiendo la gracia de Dios a otros.
Entendemos que estar “tapado de deudas” puede ser abrumador. Sin embargo, la enseñanza sobre ahorro e inversiones proporciona herramientas prácticas para salir de esa situación. Proverbios 21:20 dice: «Tesoro precioso y aceite hay en la casa del sabio, pero el hombre insensato todo lo disipa».
La sabiduría en la administración financiera nos ayuda a acumular recursos y estar preparados para el futuro.
Finalmente, animamos a cada creyente a buscar la dirección de Dios en sus finanzas, confiando en su provisión y siguiendo los principios bíblicos de administración. Filipenses 4:19 nos asegura: «Y mi Dios proveerá a todas sus necesidades, conforme a sus riquezas en gloria en Cristo Jesús».
La enseñanza sobre ahorro e inversiones es una parte vital de cómo podemos honrar a Dios con nuestros recursos y vivir en la libertad y abundancia que Él desea para nosotros.
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