Instruye al Niño, Proverbios 22:6

«Instruye al niño en su camino, y aun cuando fuere viejo no se apartará de él.» Proverbios 22:6 (RVR1960)

El versículo comienza con la palabra «Instruye«, que en hebreo es «חֲנֹךְ» (chanok). Este término implica más que simplemente enseñar; sugiere una dedicación y consagración, como la que un mayordomo fiel debería tener al guiar a los niños en el camino correcto. Como siervos de Cristo, estamos llamados a dedicar y consagrar nuestros recursos, incluyendo las finanzas, a los propósitos del Señor.

Este principio de instrucción desde la infancia se extiende a la formación de hábitos y valores en el manejo del dinero, recordándonos que nuestro Señor Jesucristo es la fuente de todas las riquezas y que nuestras decisiones financieras deben reflejar nuestra devoción a Él.

Salmos 24:1 apoya esta idea, recordándonos que «Del Señor es la tierra y su plenitud; el mundo, y los que en él habitan.«

El término «niño» en hebreo es «נַעַר» (na’ar), que se refiere a un joven o un infante. Aquí se nos muestra la importancia de comenzar desde temprana edad con la enseñanza y la formación.

Como administradores de los recursos de Dios, debemos entender que la enseñanza de la sabiduría financiera no es solo para nosotros, sino también para las generaciones futuras.

Esta enseñanza debe estar enraizada en los principios de que todo lo que tenemos pertenece al Señor y debe ser manejado con diligencia y fidelidad.

La palabra «camino» proviene del hebreo «דֶּרֶךְ» (derekh), que significa «camino, ruta, o dirección». Esto nos habla de la dirección en la cual debemos guiar a nuestros hijos y a nosotros mismos en la mayordomía financiera.

Como ministros del Señor, debemos asegurarnos de que nuestro camino financiero esté alineado con los principios bíblicos, reconociendo que la sabiduría en la administración de los bienes es esencial para honrar a Dios en todas nuestras decisiones.

«Viejo» se traduce del hebreo «זָקֵן» (zaqen), que se refiere a alguien anciano o de edad avanzada. Este término implica que los principios financieros enseñados y practicados desde la juventud tienen un impacto duradero.

Como mayordomos fieles, es nuestro deber asegurar que las enseñanzas y prácticas que inculcamos, tanto en nosotros como en nuestros hijos, perduren a lo largo de toda la vida, asegurando que nuestras finanzas sigan glorificando a Dios en todo momento.

Finalmente, la palabra «apartará» proviene del hebreo «סוּר» (sur), que significa «desviarse» o «apartarse». Este término subraya la promesa de que si se enseña y se sigue fielmente el camino de Dios, incluso en las finanzas, no nos apartaremos de Él.

Como esclavos (voluntarios) de Cristo, debemos entender que nuestra fidelidad en la administración de lo que es del Señor asegura que no nos desviaremos, sino que continuaremos caminando en el camino recto que glorifica a Dios.

Un ejemplo práctico de este principio sería la enseñanza a un niño sobre la ofrenda dada de corazón. Desde pequeño, se le puede instruir a apartar una porción de cualquier ingreso o regalo que reciba, enseñándole que esa porción pertenece al Señor.

Este hábito, si se establece desde la infancia, lo acompañará durante toda su vida, guiándolo a ser un administrador fiel de los recursos del Señor.

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En resumen, los principios extraídos de este versículo nos enseñan que la instrucción temprana y fiel en los caminos de Dios, incluyendo la administración financiera, tiene un impacto eterno.

Como siervos, administradores, y ministros del Señor, debemos aplicar estos principios en nuestra vida diaria, asegurándonos de manejar las finanzas de manera que honre a Dios, reconociendo siempre que todo lo que tenemos es de Él y debe ser usado para Su gloria y propósito.

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