El 29 de abril de 1764 (Historia Moderna), John Newton fue ordenado diácono en la Iglesia de Inglaterra. Este evento marcó un punto de inflexión significativo en la vida de un hombre que, anteriormente, había estado profundamente involucrado en el comercio de esclavos.
La conversión de Newton al cristianismo fue un proceso complejo y emotivo que influyó enormemente en su cambio de vida y carrera.
John Newton nació en 1725 en Wapping, Londres, en una época donde el comercio transatlántico de esclavos estaba en su apogeo. Desde joven, Newton se embarcó en varias travesías marítimas, algunas de las cuales lo llevaron a participar directamente en el comercio de esclavos.
Su vida en el mar estuvo llena de peligros y desviaciones morales, incluyendo episodios de enfermedad, rebelión contra la autoridad y un estilo de vida licencioso.
La transformación de Newton comenzó tras una experiencia cercana a la muerte en 1748, cuando durante una violenta tormenta en el mar, temiendo por su vida, clamó a Dios por misericordia.
Esta experiencia marcó el inicio de su conversión espiritual. Aunque inicialmente continuó en el comercio de esclavos después de este evento, su convicción y entendimiento espiritual siguieron evolucionando.
Tras varios años de reflexión y autoevaluación, Newton finalmente abandonó el comercio de esclavos y comenzó a estudiar teología.
Su ordenación como diácono en 1764 fue seguida por su ordenación como anciano en 1765.
Newton se convirtió en un crítico vocal del comercio de esclavos y utilizó su posición en la Iglesia de Inglaterra para predicar contra las injusticias que había presenciado y en las que había participado.
Además de su labor eclesiástica, Newton es conocido por su contribución a la música cristiana, siendo autor de muchos himnos que aún hoy se cantan, como «Amazing Grace» (Sublime Gracia).
Este himno, en particular, refleja su transformación personal y su gratitud por la misericordia divina que, según creía, le había salvado del desastre físico y espiritual.
En sus últimos años, Newton colaboró con William Wilberforce, un parlamentario británico que fue un líder en el movimiento para abolir la esclavitud en el Imperio Británico.
Newton compartió con Wilberforce sus profundos arrepentimientos y experiencias personales como antiguo comerciante de esclavos, fortaleciendo así el argumento moral y cristiano contra la esclavitud.
John Newton murió en 1807, el mismo año en que el comercio de esclavos fue abolido en todos los territorios británicos.
Su vida, transformación y obras dejaron un legado duradero, no solo en términos de su influencia en la música y la literatura cristiana, sino también en su impacto en el movimiento abolicionista.
Su historia es un testimonio de la capacidad de cambio y redención que puede surgir incluso de las profundidades de la complicidad con profundos males sociales.
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