El 10 de agosto de 1886, murió Joseph Medlicott Scriven, un destacado escritor de himnos irlandés perteneciente a los Hermanos de Plymouth. A lo largo de su vida, Scriven se dedicó a realizar trabajos humildes en beneficio de los más necesitados y marginados. Su vida estuvo marcada por la tragedia personal, ya que ambas de sus prometidas murieron repentinamente antes de poder casarse, lo cual influyó profundamente en su perspectiva y espiritualidad.
Joseph Scriven nació en 1819 en Banbridge, Irlanda. Estudió en el Trinity College de Dublín y tuvo una vida llena de promesas académicas y profesionales. Sin embargo, su vida personal estuvo marcada por el dolor y la pérdida.
Su primera prometida murió ahogada la víspera de su boda, un evento traumático que lo llevó a una profunda reflexión espiritual y al deseo de dedicar su vida al servicio de los demás.
Después de este trágico evento, Scriven emigró a Canadá en 1845, donde buscó comenzar de nuevo. Se estableció en Ontario y continuó su dedicación a ayudar a quienes estaban en necesidad, realizando trabajos como tutor y realizando tareas manuales para aquellos que no podían permitirse pagarlos.
Su segunda prometida, Eliza Catherine Roche, también falleció de manera repentina debido a una enfermedad antes de su boda, sumiendo a Scriven nuevamente en un profundo duelo.
A pesar de las tragedias que marcaron su vida, Scriven encontró consuelo y propósito en su fe cristiana. Fue durante este tiempo que escribió varios himnos que reflejan tanto su dolor personal como su profunda confianza en Dios.
El más famoso de sus himnos es «What a Friend We Have in Jesus» («¡Oh, qué amigo nos es Cristo!» en español), que escribió inicialmente como un poema para consolar a su madre en Irlanda cuando él estaba en Canadá.
El himno «What a Friend We Have in Jesus» es conocido por su mensaje alentador y reconfortante. Expresa la idea de que, independientemente de las dificultades y las pruebas que enfrentemos, siempre podemos encontrar un amigo fiel en Jesucristo, quien nos ofrece consuelo y paz a través de la oración.
Este himno ha resonado profundamente entre los cristianos de todo el mundo debido a su mensaje de esperanza y su invitación a confiar en Dios en tiempos de angustia.
El legado de Joseph Scriven va más allá de sus himnos. Su vida es un testimonio del poder de la fe para transformar el dolor personal en un ministerio de servicio y compasión hacia los demás.
A pesar de las dificultades que enfrentó, Scriven vivió una vida de humildad y dedicación al bienestar de los demás, reflejando los principios del amor cristiano y la autoentrega.
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Su himno más famoso sigue siendo un canto de esperanza para muchos, recordándonos la importancia de la oración y la amistad con Cristo en momentos de tribulación.
Joseph Scriven nos dejó un legado de fe inquebrantable y amor sacrificial que continúa inspirando a generaciones de creyentes.
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