La regla del 50/20/30 es una estrategia popular de administración de finanzas personales que promueve un equilibrio saludable entre nuestras necesidades, ahorros y deseos. Sin embargo, como creyentes, debemos considerar el principio bíblico de dar en primer lugar. Por lo tanto, propongo ajustar la regla a una versión que priorice el dar, convirtiéndola en una regla 10/50/20/20. Aquí está cómo podríamos estructurar nuestras finanzas siguiendo este enfoque:
1. 10 % para Dar
El primer paso en nuestro presupuesto debe ser el dar. Proverbios 3:9 nos exhorta a honrar al Señor con nuestros bienes y con las primicias de todos nuestros frutos. Este 10 % puede ser destinado a ofrendas y donaciones para apoyar a nuestra congregación local, misiones, organizaciones benéficas y a aquellos que están en necesidad. Esta práctica no solo cumple con un mandato bíblico, sino que también nos recuerda que todo lo que tenemos proviene de Dios y nos ayuda a mantener un corazón generoso y desprendido de los bienes materiales. Es importante menciona y recalcar que no es un pago de un pseudodiezmo, solo un porcentaje a utilizar que puede ser variables como todos los demás.
2. 50 % para Necesidades
Después de dar, el 50 % de nuestros ingresos debe destinarse a cubrir nuestras necesidades esenciales. Estos gastos incluyen:
- Vivienda: Alquiler o hipoteca, impuestos sobre la propiedad, mantenimiento y reparaciones.
- Servicios Públicos: Agua, electricidad, gas, y otros servicios esenciales para el hogar.
- Alimentación: Compra de alimentos y provisiones básicas.
- Transporte: Gastos de combustible, mantenimiento del vehículo, transporte público, y seguros de automóvil.
- Seguro Médico: Prima del seguro de salud y otros gastos médicos necesarios.
- Otras Necesidades: Gastos inevitables como ropa básica, educación, y otros que son fundamentales para el bienestar diario.
Administrar cuidadosamente esta categoría asegura que nuestras necesidades básicas estén cubiertas sin incurrir en deudas innecesarias.
3. 20 % para Ahorros y Deuda
El siguiente 20 % de nuestros ingresos debe ser dedicado a ahorrar y a pagar deudas. Esta categoría incluye:
- Ahorros de Emergencia: Crear y mantener un fondo de emergencia que cubra de tres a seis meses de gastos básicos.
- Ahorros para la Jubilación: Contribuir a planes de pensiones o cuentas de retiro, como el 401(k) en Estados Unidos, o sus equivalentes en otros países.
- Inversiones: Invertir en acciones, bonos, bienes raíces, u otras oportunidades de inversión que puedan incrementar nuestro patrimonio a largo plazo.
- Pago de Deudas: Priorizar el pago de deudas con altos intereses, como tarjetas de crédito, préstamos personales, y luego continuar con otras deudas pendientes.
El enfoque en esta área fortalece nuestra estabilidad financiera a largo plazo y reduce la carga de la deuda. Es una opción, pagada las deudas, incrementar el 10 % para dar u otros porcentajes.
4. 20 % para Deseos
Finalmente, el último 20 % de nuestros ingresos puede ser utilizado para deseos y gastos discrecionales. Estos son gastos que no son esenciales, pero que enriquecen nuestra vida y nos proporcionan disfrute y recreación. Incluyen:
- Entretenimiento: Salidas al cine, conciertos, suscripciones a servicios de streaming.
- Comer Fuera: Restaurantes, cafés, y comidas fuera de casa.
- Hobbies y Recreación: Actividades como deportes, arte, música, y otros pasatiempos.
- Viajes: Vacaciones y escapadas de fin de semana.
Es importante disfrutar de las bendiciones que Dios nos ha dado, pero hacerlo con moderación y dentro de un presupuesto razonable.
Conclusión
Aplicar la regla del 10/50/20/20 nos permite vivir de manera equilibrada y responsable, honrando a Dios con nuestras finanzas y asegurando que nuestras necesidades estén cubiertas, mientras que también ahorramos para el futuro y disfrutamos de las bendiciones de la vida. Este enfoque nos ayuda a ser buenos administradores de los recursos que Dios nos ha confiado y nos permite vivir con generosidad, estabilidad y gozo.
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