Serie: Finanzas Personales para Niños
Un consejo para niños de 5 a 7 años sobre Finanzas Personales
No Envidiar lo que Tienen los Demás
Dios nos enseña a estar contentos con lo que tenemos y a no desear lo que otros poseen. A veces, podemos ver a un amigo con un juguete nuevo o una ropa bonita y sentir deseos de tener lo mismo. Pero la Biblia nos dice que no debemos envidiar ni codiciar lo que no es nuestro, sino agradecer por lo que Dios nos ha dado. «No codiciarás la casa de tu prójimo… ni cosa alguna de tu prójimo» (Éxodo 20:17).
Cuando envidiamos lo que tienen los demás, dejamos de ver las bendiciones que Dios ya nos ha dado. Dios nos cuida y nos da todo lo que realmente necesitamos. Si pasamos mucho tiempo pensando en lo que no tenemos, podemos olvidar lo bueno que ya poseemos. Por ejemplo, si tu amigo tiene una bicicleta nueva y tú no, en vez de sentirte triste o molesto, puedes agradecer a Dios por la bicicleta que sí tienes o por las otras bendiciones que Él te ha dado. «Dad gracias en todo, porque esta es la voluntad de Dios» (1ª Tesalonicenses 5:18).
El problema de la envidia es que nos roba el gozo. Si siempre estamos comparándonos con los demás, nunca estaremos satisfechos. Pero Dios quiere que aprendamos a confiar en Él y a estar contentos con lo que tenemos. Él nos da exactamente lo que necesitamos en el momento correcto. «Estad contentos con lo que tenéis ahora, porque él dijo: No te desampararé, ni te dejaré» (Hebreos 13:5).
Además, cuando no envidiamos, aprendemos a alegrarnos por los demás. En vez de sentirnos mal porque alguien más tiene algo que nosotros no tenemos, podemos sentir felicidad por ellos. Dios nos llama a amar a los demás y a compartir su alegría. Si tu amigo recibe un regalo especial, en vez de sentir envidia, puedes decirle: «¡Qué bueno! Me alegro mucho por ti». Esto muestra que tienes un corazón lleno de amor y que confías en que Dios también tiene planes especiales para ti. «Gozaos con los que se gozan» (Romanos 12:15).
Otra manera de evitar la envidia es recordar que lo material no es lo más importante. Lo más valioso en la vida no es tener más juguetes, ropa o dinero, sino amar a Dios y a nuestra familia. Jesús nos enseñó que el amor, la bondad y la obediencia a Dios son más importantes que cualquier cosa material. «Porque donde esté vuestro tesoro, allí estará también vuestro corazón» (Mateo 6:21).
También le interesaría:
Cuando dejamos de envidiar y aprendemos a agradecer, estamos demostrando que confiamos en Dios y en su provisión.
Él nos ama y sabe exactamente lo que necesitamos.
Si alguna vez sientes envidia, recuerda orar y pedirle a Dios que llene tu corazón de gratitud y contentamiento.
Así estarás siendo obediente a su Palabra y vivirás con más paz y alegría.
Deja una respuesta