«Mejor es lo poco con el temor de Jehová, que el gran tesoro donde hay turbación.» Proverbios 15:16.
Este versículo nos ofrece una profunda enseñanza sobre la mayordomía financiera, mostrando que la calidad de nuestras posesiones, cuando están acompañadas del temor del Señor, es superior a la abundancia material que trae consigo inquietud o perturbación.
Cada palabra clave de este pasaje en su idioma original aporta un principio crucial para entender cómo debemos administrar los bienes que nos ha confiado nuestro Señor Jesucristo.
La palabra «mejor» en hebreo es טוֹב (tov), que significa bueno, agradable, o preferible. Aquí, se resalta que lo que es «mejor» no es necesariamente lo que es más grande o más abundante, sino lo que es moral y espiritualmente beneficioso.
Como siervos de Cristo, debemos reconocer que lo que es bueno a los ojos de Dios, incluso si es pequeño en cantidad, tiene un valor incomparable frente a lo que el mundo considera valioso.
Este entendimiento nos lleva a valorar «lo poco» (מְעַט, me’at), que denota una cantidad mínima o modesta. Este «poco» adquiere su verdadero valor porque está acompañado por el «temor de Jehová» (יִרְאַת יְהוָה, yir’at Adonai), que es la reverencia y respeto profundo hacia Dios, lo que guía nuestra vida y nuestras decisiones financieras.
El «gran» (רָבוֹת, rabot) tesoro (אוֹצָר, otzar) simboliza la abundancia material. Sin embargo, cuando este gran tesoro no está alineado con la voluntad de Dios, se convierte en fuente de «turbación» (מְהוּמָה, mehúmá), una palabra que en hebreo implica confusión, ansiedad o inquietud.
Esto nos enseña que la paz y la seguridad que vienen del temor del Señor son más valiosas que cualquier cantidad de bienes terrenales que podrían traer consigo conflictos internos o externos.
Un versículo adicional que apoya este principio se encuentra en 1ª Timoteo 6:6: «Pero gran ganancia es la piedad acompañada de contentamiento.» Este pasaje refuerza la idea de que el verdadero valor y la verdadera ganancia no se encuentran en la abundancia de riquezas, sino en vivir una vida piadosa, en reverencia a Dios, con contentamiento, sin importar la cantidad de bienes que poseamos.
Imaginemos a un administrador que tiene la oportunidad de multiplicar sus recursos a través de un negocio que promete grandes ganancias, pero que implica prácticas poco éticas o que lo llevarán a comprometer su relación con Dios.
Al meditar en el principio de que es «mejor lo poco con el temor de Jehová,» este administrador decide rechazar la oportunidad y seguir un camino más humilde, pero que le permite mantener su integridad y paz espiritual.
Al hacer esto, demuestra que reconoce a Jesucristo como la fuente de todas las riquezas y que prefiere ser fiel a su llamado como mayordomo de los bienes del Señor.
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En resumen, este versículo nos enseña que debemos valorar la justicia, el temor de Dios, y la paz interior por encima de cualquier acumulación material.
Al aplicar estos principios en nuestra vida diaria, podemos manejar nuestras finanzas de manera que honre a Dios, sabiendo que todo lo que tenemos proviene de Él y que somos responsables de usarlo para Su gloria y para nuestro bien espiritual.
Vivir con este entendimiento no solo nos libra de la ansiedad que el mundo asocia con la riqueza, sino que también nos acerca más a la voluntad de nuestro Señor en todas las áreas de nuestras vidas.
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