Mi vida como siervo y mayordomo del Señor Jesucristo, que incluye la salud, la gestión del tiempo, las finanzas y el empleo de los talentos para el avance de Su obra, encuentra paralelismo en el diálogo entre Moisés y Jehová antes de la división del Mar Rojo. La pregunta De Dios, “¿Por qué clamas a mí?”, resalta la necesidad de acción sobre la súplica cuando ya se conoce el deber.
Reconozco que a menudo sé lo que debo hacer pero me hago el desentendido, usando mi llamado como pretexto para postergar mis responsabilidades. Sin embargo, cuando la duda me asalta, la Biblia, saturada de sabiduría divina, me ofrece la guía necesaria para actuar.
Procrastinar, entonces, no se debe a la falta de conocimiento, sino al temor y al deseo de permanecer en la zona de confort. La solución reside en reconocer el saber que ya poseemos y en la Biblia como fuente de dirección.
Es crucial aplicar sus principios a nuestra vida diaria y abrazar nuestro papel de mayordomos activos del Señor.
Es tiempo de actuar. Siguiendo el ejemplo de Moisés, debemos asirnos firmemente a la fe, superar la incertidumbre y marchar resueltamente hacia los propósitos que Dios ha trazado para nosotros.
La fidelidad en el servicio y la mayordomía se traducen en la glorificación del nombre del Señor, viviendo intencionadamente conforme a su voluntad y avanzando su obra en la tierra.
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