Siervo del que Presta, Proverbios 22:7

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El rico se enseñorea de los pobres, y el que toma prestado es siervo del que presta.” Proverbios 22:7 (RVR1960).

Rico (עשיר – ‘ashir) En hebreo, la palabra para «rico» es ‘ashir, que implica alguien que posee abundancia de bienes materiales. La Biblia no condena la riqueza en sí misma, sino la actitud hacia ella y cómo se utiliza. Un principio fundamental es que la riqueza debe ser vista como una responsabilidad y no como una fuente de orgullo o poder sobre otros.

El Nuevo Testamento también destaca la enseñanza de Jesús sobre la riqueza, como en Lucas 12:48: «A quien mucho se le da, mucho se le demandará.» La riqueza debe ser administrada con sabiduría y generosidad, reconociendo que todo proviene de Dios y debe ser utilizado para su gloria y el bien común.

Enseñorea (מָשַׁל – mashal) La palabra hebrea «mashal» significa gobernar o dominar. Este término indica que la riqueza puede otorgar una posición de control o poder sobre otros. Sin embargo, desde una perspectiva bíblica, el liderazgo y la influencia deben ejercerse con justicia y misericordia.

Jesús enseñó en Mateo 20:25-28 que la verdadera grandeza en el Reino de Dios se encuentra en servir a los demás, no en ejercer poder sobre ellos. Por lo tanto, un principio financiero bíblico es utilizar cualquier posición de influencia para servir y beneficiar a otros, no para explotarlos o manipularlos.

Pobres (דָּל – dal) La palabra «dal» en hebreo se refiere a los pobres o necesitados. La Biblia tiene numerosas exhortaciones a cuidar de los pobres y oprimidos, destacando que la justicia social y la compasión son centrales en la fe. Proverbios 19:17 dice: «A Jehová presta el que da al pobre, y el bien que ha hecho, se lo volverá a pagar

Ese principio resalta la importancia de la generosidad y el apoyo a los necesitados como una forma de honrar a Dios. La mayordomía financiera, por tanto, debe incluir un compromiso activo para ayudar a los menos afortunados y promover la equidad y justicia.

Toma prestado (לָוָה – lavah) El verbo «lavah» significa tomar prestado. En el contexto bíblico, tomar prestado crea una relación de dependencia y obligación. El Salmo 37:21 dice: «El impío toma prestado y no paga, mas el justo tiene misericordia y da

Ese versículo sugiere que la deuda debe ser evitada siempre que sea posible, y si se incurre en deuda, debe ser gestionada con responsabilidad y honestidad.

Un principio financiero es la prudencia en la administración de deudas, evitando caer en situaciones de endeudamiento que pueden llevar a la servidumbre financiera y limitar la capacidad de servir a Dios y a los demás con libertad.

Siervo (עֶבֶד – ebed) La palabra hebrea «ebed» se traduce como siervo o esclavo. Indica una relación de sumisión y obligación. La implicación aquí es que la deuda puede llevar a una pérdida de libertad personal y a una posición de servidumbre hacia el acreedor. Romanos 13:8 dice: «No debáis a nadie nada, sino el amaros unos a otros

Ese principio subraya la importancia de la libertad financiera como una forma de vivir plenamente para Dios y los demás, sin las cargas y restricciones que la deuda puede imponer.

Del que presta (מַלְוֶה – malveh) El término «malveh» se refiere al prestamista. En la economía bíblica, el prestamista también tiene responsabilidades. Éxodo 22:25-27 establece que el prestamista debe tratar al deudor con justicia y compasión. Esto incluye no cobrar intereses usureros y no aprovecharse de la situación del deudor.

Un principio financiero bíblico es que cualquier transacción financiera debe ser justa y moral, reflejando el carácter de Dios en todas nuestras interacciones económicas.

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Conclusión

El versículo de Proverbios 22:7 encapsula varios principios clave en la mayordomía financiera desde una perspectiva bíblica:

Responsabilidad de la Riqueza: La riqueza debe ser administrada con sabiduría, generosidad y un sentido de responsabilidad hacia Dios y los demás.

Uso Justo del Poder e Influencia: La influencia que viene con la riqueza debe ser utilizada para servir y beneficiar a otros, no para explotarlos.

Compasión y Justicia hacia los Pobres: Un compromiso activo para ayudar a los necesitados y promover la justicia social.

Prudencia en la Deuda: Evitar el endeudamiento excesivo y manejar cualquier deuda con integridad y responsabilidad.

Libertad Financiera: Mantener la libertad financiera para vivir plenamente para Dios y servir a otros sin restricciones.

Equidad en las Transacciones Financieras: Asegurar que todas las transacciones financieras sean justas y reflejen el carácter de Dios.

Estos principios no solo nos guían en nuestras decisiones financieras personales, sino que también nos desafían a crear sistemas y estructuras económicas que reflejen los valores del Reino de Dios.

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