El 6 de febrero de 1812 (Historia Contemporánea), Adoniram y Ann Judson fueron enviados como misioneros a Birmania (actual Myanmar). Su historia es una de las más inspiradoras y desafiantes en la expansión del cristianismo en el sudeste asiático. Adoniram Judson era un brillante teólogo y lingüista que, junto con su esposa Ann, partió de Estados Unidos bajo el auspicio de la American Board of Commissioners for Foreign Missions (ABCFM), una organización misionera congregacionalista.
Sin embargo, durante el viaje en barco hacia la India, Judson comenzó a estudiar las Escrituras con más profundidad en relación con la doctrina del bautismo.
A medida que investigaba el tema, se convenció de que el bautismo por inmersión era la enseñanza bíblica correcta, en lugar del bautismo infantil practicado por los congregacionalistas. Su esposa Ann llegó a la misma conclusión de manera independiente.
Esta convicción los llevó a tomar una decisión radical: abandonar su afiliación congregacionalista y convertirse en bautistas.
Este cambio tuvo consecuencias inmediatas. Al ya no estar de acuerdo con la doctrina de la organización que los había enviado, decidieron devolver el dinero que habían recibido para su misión.
No querían seguir siendo apoyados por una organización con la que ya no compartían la misma fe en cuanto al bautismo. En lugar de ello, buscaron respaldo de los bautistas en los Estados Unidos y lograron recaudar nuevamente los fondos necesarios.
Este acto de integridad y fe marcó el comienzo de una nueva era en las misiones bautistas.
Después de un tiempo en la India, donde conocieron a William Carey, el pionero de las misiones modernas, Adoniram y Ann finalmente llegaron a Rangún, Birmania, en 1813. Birmania era un país cerrado al cristianismo, con un gobierno hostil y una sociedad profundamente influenciada por el budismo.
Los primeros años fueron extremadamente difíciles: Aprender el idioma birmano fue un desafío enorme, pues no tenía relación con ningún idioma europeo.
La traducción de la Biblia al birmano tomó casi 24 años de trabajo intenso.
Durante seis años no hubo ni un solo convertido al cristianismo.
Ann sufrió múltiples enfermedades y perdió varios embarazos.
Durante la Primera Guerra Anglo-Birmana (1824-1826), Adoniram fue arrestado bajo sospecha de ser espía británico y pasó casi dos años en prisión, siendo sometido a torturas y condiciones inhumanas. Su esposa Ann luchó incansablemente por su liberación, llevándole comida y rogando por su vida.
A pesar de todas estas pruebas, nunca renunciaron a su misión. Ann falleció en 1826 debido a las enfermedades y el agotamiento, pero su legado y el de Adoniram continuaron.
Antes de su muerte en 1850, Adoniram Judson logró traducir la Biblia completa al birmano, un trabajo monumental que sigue siendo utilizado hasta el día de hoy. También estableció varias iglesias y discipuló a creyentes que, a su vez, llevaron el evangelio a más personas.
El impacto de su labor es incalculable. A pesar de la persecución y los desafíos políticos a lo largo de la historia, Birmania es hoy la nación más evangelizada del sudeste asiático.
Gracias al esfuerzo incansable de los Judson y los creyentes birmanos que continuaron su obra, el cristianismo sigue creciendo en Myanmar, especialmente entre los grupos étnicos minoritarios.
La historia de Adoniram y Ann Judson es un testimonio del poder del evangelio y del sacrificio necesario para llevarlo a las naciones.
Su perseverancia, a pesar del sufrimiento inimaginable, dejó una marca imborrable en la historia de las misiones cristianas.
Los creyentes en todo el mundo recuerdan su ejemplo como un recordatorio de que la obra de Dios avanza no por comodidad, sino a través de la entrega total de aquellos que están dispuestos a llevar la luz de Cristo a las naciones.
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