-Dios no escucha nuestras oraciones de vez en cuando; Él siempre está atento y dispuesto a responder.
-La presencia de Dios es constante y su intervención se manifiesta en cada detalle de nuestras vidas a través de la oración.
-El poder y la respuesta de Dios a nuestras oraciones no dependen de circunstancias específicas.
-Él escucha cada palabra y cada petición, obrando continuamente sin interrupciones. Confiemos en que nuestras oraciones son parte de su plan eterno, en el que obra siempre para nuestro bien.
-La oración y la oración sin cesar nos dejan saber que tal intima es nuestra relación con nuestro Padre celestial bueno.
-Desea volver a dormir siete horas seguidas cada noche; ore cada día por la mañana, por la noche y sin cesar, dedicando el tiempo necesario en minutos y horas, hasta que su sueño se normalice, y luego continúe por el resto de la vida.
-Dios desea que nos acerquemos a Él en oración por amor, no solo como último recurso en momentos de desesperación ante dificultades que podríamos haber prevenido.
-Si nos desanima orar al no tener respuestas a nuestras peticiones entonces vayamos a la oración solo alabando a Dios, a su Hijo y al Espíritu Santo.
-Considerar que orar solo unos minutos es poco, demuestra que usted es un hombre de oración.
Muchos se sienten fascinados por la numerología bíblica, pero no tanto cuando se menciona el número 3 en relación con las veces que Daniel oraba al día, o el número 1 respecto a la ocasión en la que Jesús menciona a sus discípulos que no pudieron orar siquiera una hora.
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