Ser mezquinos-tacaño con cosas que no poseen valor eterno es un comportamiento ilógico; enfocarnos en acumular riquezas o bienes materiales, que no tienen significado en el contexto de la eternidad, es una inversión equivocada de nuestras prioridades.
Jesús habla sobre hacer amigos por medio de las riquezas mundanas en la parábola de Lucas 16:1-13. Él no alaba las acciones deshonestas del administrador, entre paréntesis, sino que destaca la astucia de utilizar los recursos monetarios disponibles para asegurar relaciones futuras.
El versículo clave es Lucas 16:9, donde Jesús dice que ganemos amigos por medio de las riquezas injustas, enseñando la importancia de usar el dinero no solo para beneficio propio, sino también para ayudar a otros y fomentar relaciones que tengan un impacto eterno en la salvación del alma.
La enseñanza de Jesús sobre el uso de las riquezas se centra en la perspectiva de que lo que ganamos a través del trabajo no debe acumularse egoístamente, sino destinarse al avance de Su obra.
Eso implica una gestión de nuestros recursos que refleje nuestro compromiso con los valores del reino de Dios, priorizando la generosidad, el apoyo a los necesitados y la inversión en causas que promuevan el bienestar espiritual y material de la comunidad.
Ese enfoque transforma nuestra relación con el dinero, viéndolo como un instrumento para el bien mayor y no como un fin en sí mismo.
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