De la Nada o de lo Poco

Dios es capaz de proveer de manera abundante y milagrosa en diversas circunstancias. A veces, Dios da sin que exista nada previamente, demostrando Su poder absoluto sobre la creación y Su capacidad para sustentar a Su pueblo de maneras extraordinarias. Ejemplos de esto incluyen el maná en el desierto (Éxodo 16) y la pesca milagrosa (Lucas 5:1-11; Juan 21:1-14), donde Dios provee directamente sin necesidad de un recurso inicial.

Sin embargo, en otras ocasiones, Dios utiliza lo poco que tenemos, multiplicándolo para satisfacer nuestras necesidades, como se ve en la historia de la viuda de Sarepta (1º Reyes 17:8-16) y la alimentación de los cinco mil (Mateo 14:13-21).

En el relato del maná en el desierto (Éxodo 16), durante la travesía de los israelitas por el desierto, Dios responde a sus quejas por falta de comida enviando maná del cielo. Este milagro diario provee sustento directo y continuo sin necesidad de ningún recurso previo.

La pesca milagrosa (Lucas 5:1-11; Juan 21:1-14) es otro ejemplo. En ambas ocasiones, los discípulos pescan toda la noche sin éxito. Sin embargo, cuando Jesús les dice dónde echar las redes, obtienen una abundancia de peces más allá de lo que pueden manejar, demostrando cómo Dios puede proporcionar abundantemente incluso cuando no hay nada aparente.

La viuda de Sarepta (1º Reyes 17:8-16) nos muestra cómo, en tiempo de sequía, una viuda solo tiene un puñado de harina y un poco de aceite. El profeta Elías le pide que haga una torta para él primero, y Dios multiplica sus provisiones, permitiéndole alimentarse durante todo el período de escasez.

En la alimentación de los cinco mil (Mateo 14:13-21), con solo cinco panes y dos peces, Jesús alimenta a una multitud de más de cinco mil personas. Después de dar gracias, distribuye los alimentos, y todos comen hasta saciarse, sobrando aún doce cestas llenas de fragmentos.

El primer milagro de Jesús en las bodas de Caná (Juan 2:1-11) es también un claro ejemplo. Jesús convierte el agua en vino durante una boda, comenzando Su ministerio con un milagro que demuestra Su poder de transformar lo ordinario en algo extraordinario.

Elías y la multiplicación del aceite (2º Reyes 4:1-7) ilustran cómo una viuda acude a Eliseo en desesperación por sus deudas. Ella solo tiene una vasija de aceite, y Eliseo le instruye que recoja tantas vasijas vacías como pueda. El aceite no deja de fluir hasta que todas las vasijas están llenas, permitiéndole pagar sus deudas y vivir de lo que queda.

A través de estos relatos, podemos ver cómo Dios actúa de maneras sorprendentes y milagrosas para proveer a Su pueblo. En ocasiones, Él da sin que exista nada previo, como en el caso del maná en el desierto y la pesca milagrosa, demostrando Su soberanía y poder absoluto sobre la creación.

En otras situaciones, Dios toma lo poco que tenemos y lo multiplica, como en los ejemplos de la viuda de Sarepta, la alimentación de los cinco mil, las bodas de Caná y la viuda con el aceite.

Estos milagros nos enseñan a confiar en la provisión de Dios, a ser obedientes a Sus instrucciones y a ofrecer lo que tenemos, sabiendo que Él es capaz de multiplicarlo para satisfacer nuestras necesidades y las de aquellos a nuestro alrededor.

Así, la obra de Dios en nuestras vidas, ya sea creando algo de la nada o multiplicando lo poco que tenemos, nos recuerda Su amor, poder y fidelidad inquebrantables.

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