Dios Pagará, Romanos 2:6

En Romanos 2:6, «Dios pagará a cada uno según lo que haya hecho,» encontramos un principio importante que conecta nuestras acciones con la recompensa divina.

Analizando las palabras clave en el griego original, extraemos principios valiosos para la mayordomía financiera:

«Pagará» (griego: apodidōmi): Esta palabra implica una devolución o retribución. En el contexto de la mayordomía, sugiere que Dios recompensará nuestras acciones basadas en cómo gestionamos los recursos que Él nos ha confiado. Nuestra responsabilidad como siervos de Cristo es manejar Sus riquezas con integridad y sabiduría.

«Haya hecho» (griego: ergon): Se refiere a las acciones o obras que realizamos. Esto enfatiza que nuestras acciones tienen un impacto real y que seremos responsables de cómo utilizamos los bienes del Señor. Santiago 2:17 apoya este principio al decir: «Así también la fe por sí misma, si no tiene obras, está muerta.» Aunque somos justificados por la fe, nuestras obras son una manifestación de esa fe y un reflejo de nuestra relación con Dios.

La soberanía de Dios es fundamental en la mayordomía financiera. Salmo 24:1 afirma: «Del Señor es la tierra y todo cuanto hay en ella, el mundo y cuantos lo habitan.» Este principio nos recuerda que todo lo que tenemos pertenece a Dios, y somos simplemente administradores de Sus posesiones.

Nuestra tarea es usar Sus recursos sabiamente para Sus propósitos, lo cual incluye ser generosos y compartir con los necesitados. Proverbios 11:25 dice: «El alma generosa será prosperada, y el que sacie a otros, también será saciado

La generosidad es una expresión tangible de nuestra fe y un medio por el cual podemos impactar positivamente la vida de otros y contribuir al avance del Reino de Dios.

Además, la diligencia y planificación son esenciales. Proverbios 21:5 declara: «Los planes bien pensados: pura ganancia; los planes apresurados: puro fracaso

La diligencia y la planificación cuidadosa son cruciales para manejar nuestras finanzas de manera que honre a Dios y nos permita ser bendición para otros.

La fidelidad en lo poco también es importante, como enseña Jesús en Lucas 16:10. Esto subraya la importancia de ser fieles en la administración de pequeñas cantidades, confiando en que nuestra fidelidad será recompensada con mayores responsabilidades.

Un ejemplo práctico de este principio es la elaboración de un presupuesto que refleje nuestras prioridades espirituales y financieras. Supongamos que un administrador decide destinar un porcentaje de sus ingresos a obras de caridad y misiones. Al hacerlo, demuestra su fe en la provisión de Dios y su deseo de usar las riquezas del Señor para impactar el mundo positivamente.

Este acto de planificación cuidadosa y generosidad refleja una confianza en que Dios proveerá para nuestras necesidades mientras buscamos Su reino y Su justicia.

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En conclusión, la mayordomía bíblica en el área de las finanzas nos llama a reconocer a Dios como la fuente de todas nuestras bendiciones y a vivir de manera que refleje Su carácter y Su reino.

Aunque nuestra salvación no depende de nuestras obras, ellas son una manifestación de nuestra fe y un reflejo de nuestra relación con Dios. Al aplicar estos principios en nuestra vida diaria, podemos manejar nuestras finanzas de manera que honre a Dios y bendiga a otros, asegurando que nuestras decisiones reflejen nuestra fe en Jesucristo.

Estos principios nos enseñan a ser fieles mayordomos de las riquezas del Señor, confiando en que Él proveerá para nuestras necesidades mientras buscamos Su reino y Su justicia.

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