Acotismo. Cuando lo pequeño se dice en lugar de lo grande
Definición general. El Acotismo (del griego akotís, “contenido”, “limitado”) es una figura de retórica que consiste en expresar una idea grande, intensa o extensa mediante una declaración que parece pequeña o limitada, con el fin de generar un impacto mayor o provocar reflexión.
Esta figura se reconoce como una forma especial de modestia literaria, donde el autor deliberadamente restringe su expresión para, paradójicamente, sugerir algo mucho más grande o profundo.
Bullinger la considera una figura de supresión o atenuación (figura por omisión), donde se expresa menos de lo que realmente se quiere dar a entender, y es el lector el que debe inferir la magnitud implícita.
Características del Acotismo
• Presenta lo grandioso en términos reducidos.
• Sugiere más de lo que se dice.
• Puede implicar asombro, reverencia, humildad o ironía.
• Es una forma de intensificación indirecta (como ocurre en la litotes o la tapinosis, pero con un matiz propio).
Ejemplos bíblicos
1. Génesis 1:16. “Hizo también las estrellas.”. Después de describir la creación del sol y la luna, Moisés añade con aparente ligereza: “Hizo también las estrellas.”
Esta frase, tan breve, encierra la creación de miles de millones de cuerpos celestes, cada uno con su gloria y posición. La expresión es deliberadamente modesta, y por eso impacta aún más al lector que sabe la grandeza de lo que se está mencionando. Es Acotismo puro.
2. 2ª Corintios 4:17. “Porque esta leve tribulación momentánea produce en nosotros un cada vez más excelente y eterno peso de gloria.”
Llamar a las aflicciones del ministerio de Pablo “leve tribulación momentánea” es una forma de Acotismo: Pablo sufre prisiones, azotes, hambre, naufragios… pero los presenta como “ligeros”, lo que magnifica la gloria venidera al hacer ver que nada de lo actual se compara con lo eterno.
3. Juan 11:35. “Jesús lloró.”
Este versículo, el más corto del Evangelio, es acotado en forma, pero enorme en significado. No solo comunica la humanidad de Cristo, sino su compasión, su identificación con el dolor humano y su anticipación de la muerte que habría de vencer. Es una expresión pequeña que contiene un universo de implicaciones.
Diferencias con otras figuras similares:
• No es lo mismo que Tapinosis, que humilla o rebaja algo deliberadamente para despreciarlo. En el Acotismo, el tono suele ser reverente o humilde.
• No es exactamente Litotes, que afirma algo negando su contrario (ej. “no es poca cosa”). El Acotismo dice poco, para sugerir mucho, sin negar nada.
• Se puede parecer a la Ironía de afirmación mínima, pero sin burla ni doble intención.
Usos teológicos y prácticos:
• Para realzar la soberanía de Dios: al hablar de lo divino con sencillez, se sugiere que ni el lenguaje basta para captarlo.
• Para enseñar humildad en la expresión: muchas verdades espirituales se presentan sin ostentación (como hace Jesús en sus parábolas).
• Para enfatizar la gloria eterna: al reducir lo temporal o lo visible, se aumenta por contraste lo invisible o celestial.
Aplicación homilética. El Acotismo puede ser un recurso poderoso en la predicación, cuando se desea dejar espacio para la contemplación y provocar asombro sin artificio.
Por ejemplo:
• Al describir la cruz, decir: “Fue allí donde lo entregaron.”
• Al hablar de la gracia: “Y Él lo perdonó.”
• Al hablar de la resurrección: “Y se levantó.”
El poder está en la economía de palabras, que invita al oyente a completar la grandeza en su interior.
Conclusión. El Acotismo es una de las figuras más elegantes y potentes del lenguaje bíblico. Con pocas palabras, dice mucho. Con tono bajo, sugiere alturas inmensas.
Su fuerza está en lo que no dice directamente, y por eso deja al Espíritu y al lector el espacio para engrandecer lo que la frase, humildemente, solo insinúa.
Así también es Dios en su Palabra: a veces calla, y ese silencio retumba más que un trueno.
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