Aféresis. Cuando se elimina una letra o sílaba al principio de una palabra
Definición general. La Aféresis (del griego aphairesis, “supresión”, “quitar”) es una figura de dicción que consiste en eliminar una o varias letras o sílabas al principio de una palabra. Esta alteración no busca simplemente abreviar, sino que puede tener propósitos estilísticos, rítmicos, eufónicos o incluso teológicos, especialmente cuando ocurre en contextos de traducción o pronunciación hebrea y griega adaptadas al uso común.
Es una figura de omisión por el inicio, que modifica la forma de una palabra sin alterar su esencia, y a veces, sin que el lector moderno se percate de ello. Puede encontrarse tanto en los textos originales como en su transliteración o traducción, y es parte del fenómeno más amplio del lenguaje vivo y su adaptación contextual.
Características de la Aféresis:
• Elimina sonidos o letras al inicio de palabras.
• Puede reflejar costumbres lingüísticas, dialectales o poéticas.
• A veces denota cercanía coloquial, afecto o naturalidad.
• También puede adaptarse al ritmo o métrica del discurso bíblico o salmódico.
Ejemplos bíblicos
Hechos 7:45. “El cual también nuestros padres, habiéndolo recibido, lo introdujeron con Josué al tomar posesión de la tierra…” Aquí aparece el nombre Jesús como equivalente de Josué en el griego (Iēsous). Pero en el uso hebreo, Yehoshúa es acortado frecuentemente a Yeshúa, mediante aféresis. Este tipo de simplificación fonética fue común entre los judíos de la diáspora, y demuestra cómo la Aféresis influye incluso en nombres sagrados sin perder reverencia.
Lucas 8:54. “Mas él, tomándola de la mano, clamó diciendo: Muchacha, levántate.” En algunas versiones antiguas del texto arameo original, la frase usada por Jesús fue “Talitá kum”, en vez del formal “Talitá kumí”. El acortamiento de la forma verbal también puede considerarse un caso de Aféresis adaptada al contexto oral.
Cantares 2:12. “Se oye en nuestra tierra el arrullo de la tórtola.” En el hebreo poético, es frecuente que palabras más largas sean reducidas para lograr musicalidad. Algunas versiones antiguas conservan formas abreviadas que eliminan partículas iniciales, reflejando esta figura como parte del ritmo litúrgico hebreo.
Diferencias con otras figuras similares:
• No es Elisión, que suprime sonidos entre palabras (no dentro de una sola).
• No es Apócope, que elimina letras al final (ej. “don” por “señor”).
• No es Síncopa, que omite letras del medio (como “navidad” por “natividad”).
• La Aféresis actúa exclusivamente sobre el comienzo de la palabra.
Usos teológicos y prácticos:
• En la predicación, puede ayudar a mostrar cómo los nombres de Dios o de Jesús, aunque sean abreviados, conservan su poder.
• En el estudio bíblico, permite entender por qué algunas formas aparecen distintas entre idiomas o versiones.
• En la lingüística sagrada, ayuda a rastrear cómo los fieles del pasado hablaban con familiaridad reverente.
Aplicación homilética. La Aféresis puede ilustrar cómo Dios permite que lo santo sea cercano. Cuando Jesús es llamado Yeshúa, se está diciendo que el Altísimo se hace cercano, accesible, invocable. Lo mismo ocurre cuando los salmos recortan palabras para cantar: es una forma de que lo divino quepa en lo humano.
Ejemplos posibles:
• Al citar el nombre de Jesús como Yeshúa: “Dios salva… y su nombre fue pronunciado en tono íntimo.”
• Al aludir a una oración: “A veces, el creyente no dice toda la palabra, pero Dios oye hasta la mitad.”
• Al mostrar cercanía en la Escritura: “Dios permite que lo llames con confianza, aunque reduzcas su nombre como un niño que balbucea ‘Abba’.”
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Conclusión. La Aféresis, aunque discreta, nos recuerda que el lenguaje también se adapta al corazón.
Las formas abreviadas, los comienzos omitidos, los nombres recortados… no empobrecen el mensaje si el espíritu sigue intacto.
Así también es la gracia: Dios permite que le invoques con una palabra rota, con media oración, con un nombre acortado. Y aun así responde. Porque aunque falte parte del sonido, nunca falta Su atención.
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