El 10 de octubre de 1958, falleció George Bennard, un evangelista metodista estadounidense conocido por haber escrito y compuesto la música del popular himno “The Old Rugged Cross” (“En el Monte Calvario” en español). Este himno, con su letra conmovedora y su melodía solemne, ha sido un canto de profunda significación para muchos cristianos, evocando la centralidad de la cruz de Cristo en la fe cristiana.
Bennard nació en Ohio en 1873 y dedicó su vida al ministerio como evangelista. Fue durante uno de sus viajes de predicación que comenzó a escribir las palabras de “The Old Rugged Cross”.
Según se cuenta, Bennard experimentaba un tiempo de intenso cuestionamiento espiritual y, en medio de sus luchas, meditaba profundamente en el significado de la cruz y su importancia en la redención. Inspirado, comenzó a escribir el himno, completándolo en 1912.
El himno se destaca por su profunda devoción y por cómo expresa la centralidad del sacrificio de Cristo en la fe cristiana. A través de su letra, Bennard captura la paradoja de la cruz: Un instrumento de tortura y muerte que, para los cristianos, se convierte en símbolo de salvación y amor divino.
La primera estrofa y el coro reflejan este contraste: En el monte Calvario estaba una cruz. Emblema de afrenta y dolor. Mas yo amo esa cruz do murió mi Jesús. Por salvar al más vil pecador
“The Old Rugged Cross” rápidamente se convirtió en uno de los himnos más amados y ha sido interpretado por innumerables congregaciones y artistas cristianos alrededor del mundo.
Su mensaje resuena profundamente en la teología calvinista y reformada, que enfatiza la soberanía de Dios en la salvación y la obra completa de Cristo en la cruz como la base de nuestra fe. En la cruz, vemos la gracia soberana de Dios manifestada de manera perfecta, asegurando la redención de su pueblo.
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El legado de George Bennard perdura no solo en la música, sino en el recordatorio constante de que, como cristianos, nuestra esperanza y nuestra identidad están ancladas en la cruz.
La obra de Bennard nos lleva a recordar que, aunque la cruz representa sufrimiento, es también el lugar donde se revela el amor más sublime y el poder redentor de Dios.
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