El 19 de mayo de 1662, el Parlamento de los Caballeros aprobó la “Ley para la Uniformidad de las Oraciones Públicas y la Administración de Sacramentos, y otros Ritos y Ceremonias; y para establecer la Forma de Hacer, Ordenar y Consagrar Obispos, Sacerdotes y Diáconos en la Iglesia de Inglaterra”.
Esta ley tuvo un impacto profundo y duradero en la estructura y prácticas religiosas de Inglaterra.
Tras la restauración de la monarquía en 1660 con Carlos II, se buscaba restablecer el orden y la uniformidad en la Iglesia de Inglaterra, que había sufrido divisiones y cambios significativos durante el periodo del gobierno puritano y la Guerra Civil Inglesa.
El Parlamento de los Caballeros, dominado por realistas y anglicanos, tenía como objetivo consolidar la autoridad de la Iglesia de Inglaterra y eliminar las influencias puritanas y disidentes.
La Ley de Uniformidad de 1662 contenía varios mandatos clave:
Reordenación de Pastores: Muchos pastores que habían sido ordenados durante el periodo puritano debían ser reordenados según los ritos y ceremonias de la Iglesia de Inglaterra. Esto implicaba una reafirmación de la autoridad episcopal y una negación de las ordenaciones no conformistas.
Consentimiento al Libro de Oración Común: La ley requería la aceptación incondicional del Libro de Oración Común (Book of Common Prayer) de 1662, que establecía las liturgias y oraciones que debían ser usadas en los servicios religiosos. Este libro se convirtió en un símbolo de la uniformidad religiosa impuesta.
Juramento de Obediencia Canónica: Los clérigos debían tomar un juramento de obediencia canónica, comprometiéndose a seguir las leyes y directrices de la Iglesia de Inglaterra y reconocer la autoridad de sus obispos.
Renuncia a la Solemn League and Covenant: La ley también exigía la renuncia formal a la Solemn League and Covenant, un acuerdo realizado durante la Guerra Civil Inglesa que había promovido una forma de gobierno eclesiástico presbiteriano y había sido visto como un desafío a la autoridad monárquica y episcopal.
La implementación de la Ley de Uniformidad de 1662 tuvo consecuencias inmediatas y drásticas:
Expulsión de Ministros Puritanos: Aproximadamente dos mil ministros puritanos fueron expulsados de sus posiciones en la iglesia por no conformarse a las nuevas regulaciones.
Esto incluyó pastores que se negaron a ser reordenados o a aceptar el Libro de Oración Común.
Gran Persecución: Los disidentes religiosos, incluyendo puritanos, presbiterianos, bautistas y otros grupos no conformistas, enfrentaron una persecución severa.
Muchos fueron arrestados, encarcelados, y sus congregaciones disueltas. Las reuniones religiosas no autorizadas, conocidas como conventículos, se volvieron ilegales.
Impacto Social y Cultural: La ley no solo afectó a los líderes religiosos, sino también a las comunidades locales que perdieron a sus pastores y se vieron forzadas a conformarse o practicar su fe en secreto.
La expulsión masiva de ministros llevó a un periodo de sufrimiento y división dentro de la sociedad inglesa.
La Ley de Uniformidad de 1662 consolidó la estructura episcopal de la Iglesia de Inglaterra y reafirmó el uso del Libro de Oración Común, que sigue siendo una parte central de su liturgia hasta hoy.
Sin embargo, también dejó un legado de división y resentimiento que influiría en la política y la religión británicas durante generaciones.
La persecución de los disidentes y la lucha por la libertad religiosa continuarían siendo temas centrales en la historia de Inglaterra, eventualmente conduciendo a movimientos por la tolerancia y la reforma religiosa en los siglos posteriores.
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