La Mayordomía Responsable de nuestras Vidas y Recursos

La Escritura nos llama a amar a nuestro prójimo como a nosotros mismos (Marcos 12:31), y en muchos casos, Jesús enfatizó el sacrificio personal por el bienestar de otros (Juan 15:13). Sin embargo, hay principios bíblicos que sugieren que el bienestar personal en ciertas áreas puede habilitarnos para servir mejor a los demás.

Este concepto se alinea con la mayordomía responsable de nuestras vidas y recursos, según los designios de Dios.

Salvación Personal antes de Predicar a Otros: Jesús comenzó su ministerio después de un tiempo de preparación, incluyendo su bautismo y tentación en el desierto (Mateo 3:13-17; Mateo 4:1-11). Este principio se refleja en la importancia de experimentar personalmente la gracia y salvación de Dios antes de intentar guiar a otros hacia Él.

Como nos enseña el apóstol Pablo, debemos examinarnos a nosotros mismos antes de participar en la obra del ministerio (2ª Corintios 13:5).

Buena Salud para Servir Mejor: Pablo insta a Timoteo a cuidar de su salud (1ª Timoteo 5:23), reconociendo que un buen estado físico es vital para el servicio efectivo.

Si bien la salud perfecta no es siempre posible ni requerida para servir a Dios, el cuidado de nuestro cuerpo —el templo del Espíritu Santo (1ª Corintios 6:19-20)— nos permite estar más disponibles y capacitados para el ministerio y el cuidado de otros.

Generación y Distribución de Riquezas: Proverbios 3:9-10 nos enseña a honrar a Dios con nuestras riquezas. La habilidad de generar riqueza, vista como una bendición de Dios (Deuteronomio 8:18), no es solo para nuestro beneficio, sino también para poder bendecir a otros (Efesios 4:28).

La parábola de los talentos (Mateo 25:14-30) ilustra la expectativa de Dios de que administremos sabiamente los recursos que Él nos da, no solo para nuestro crecimiento sino también para el beneficio de otros.

Trabajo y Creación de Oportunidades para Otros: 2ª Tesalonicenses 3:10-12 subraya la importancia del trabajo. Trabajar no solo satisface nuestras necesidades sino que también nos pone en posición de ayudar a aquellos que están en necesidad.

Al crear oportunidades de trabajo o liderar negocios de manera justa y ética, podemos proveer medios de sustento para otros, reflejando el cuidado y provisión de Dios.

Educación y Enseñanza: Adquirir conocimiento no solo nos beneficia personalmente sino que también nos equipa para enseñar y guiar a otros. Pablo, en sus cartas pastorales, enfatiza la importancia de ser capaces de enseñar como una cualidad de liderazgo (1ª Timoteo 3:2).

Desarrollo Espiritual Personal: La madurez espiritual, obtenida a través del estudio de la palabra de Dios, la oración y la comunión con otros hermanos en la fe en Cristo Jesús, nos prepara para consolar, guiar y enseñar a otros en su caminar espiritual (Hebreos 5:12-14).

Estos principios no sugieren el autoenriquecimiento o el autocuidado a expensas de ignorar las necesidades de los demás, sino que enfatizan cómo el fortalecimiento personal en diferentes áreas de la vida puede capacitarnos para ser mayordomos más efectivos de las bendiciones de Dios, permitiéndonos servir y amar a nuestro prójimo de manera más efectiva.

Comparte en tus redes


Comentarios

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *