En el contexto bíblico, la ofrenda tiene un significado particular y se diferencia del concepto de diezmo.
La palabra “ofrenda” se utiliza en varios contextos en las Escrituras, tanto en hebreo como en griego, para referirse a algo que se entrega o presenta a Dios.
En hebreo, una de las palabras utilizadas es “minchah”, que generalmente se refiere a una ofrenda de alimentos, no de dinero, y simboliza un gesto de homenaje o respeto hacia Dios.
En griego, la palabra “prosphora” se utiliza en el contexto del Nuevo Testamento para referirse también a las ofrendas presentadas a Dios.
Una de las enseñanzas centrales de la Biblia es que aunque las ofrendas se presentan a Dios, Él no consume estos alimentos de manera literal. Más bien, el acto de ofrecer simboliza la devoción y la obediencia al Señor.
La idea es que al dar a otros, especialmente a los necesitados, es como si se estuviera dando directamente a Dios. Esto se refleja en las palabras de Jesús en Mateo 25:40: “En verdad os digo que en cuanto lo hicisteis a uno de estos mis hermanos más pequeños, a mí lo hicisteis”.
Un ejemplo específico de la importancia de las ofrendas de alimentos en lugar de dinero se encuentra en el Nuevo Testamento, cuando el apóstol Pablo organiza colectas para los creyentes judíos en Jerusalén que estaban pasando por un tiempo de hambruna.
En 2ª Corintios 9:10-12, Pablo habla de la ofrenda que los corintios preparan, y lo describe en términos de una provisión de “semilla al que siembra”. La metáfora agrícola sugiere que las ofrendas consisten en recursos tangibles como alimentos, que pueden proporcionar alivio directo a los necesitados.
Estos principios contrastan con algunas prácticas modernas en las que las ofrendas en la iglesia son vistas principalmente en términos monetarios. El énfasis bíblico en dar alimentos y recursos directamente útiles destaca una preocupación por satisfacer necesidades prácticas inmediatas, reflejando una fe que actúa a través del amor tangible y la ayuda mutua entre los creyentes, y no la recolección de monedas o billetes.
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