Aunque Dios no siempre parece sumar en el sentido convencional, a veces resta, al podar; pero incluso en este acto de podar, en realidad está sumando. Este proceso de poda, mencionado en la Biblia en el contexto de Juan 15:2, donde Jesús habla de su Padre como el viñador que poda la vid para que sea más fructífera, es un acto de su amor y cuidado.
Aunque en el momento pueda parecer una sustracción o pérdida, la poda tiene como objetivo eliminar lo que impide el crecimiento y la fructificación, permitiendo un desarrollo espiritual más sano y sobreabundante.
Este principio se refleja también en cómo gestionamos las riquezas que Dios nos da. A veces, por nuestra mala administración, pareciera que perdemos riquezas; sin embargo, Dios utiliza estas circunstancias para enseñarnos y moldearnos.
En este sentido, Dios “resta” quitando de nuestras vidas aquellas cosas que nos impiden acercarnos más a Él o vivir de acuerdo a Su voluntad escrita, como pueden ser hábitos pecaminosos, relaciones destructivas, o prioridades desordenadas.
Este acto de sustracción no es para disminuirnos, sino para liberarnos de lo que nos ata y permitir que crezcamos con mayor libertad hacia lo que Dios tiene preparado para nosotros.
Así como Proverbios 3:5-6 nos insta a confiar en el Señor de todo corazón y no apoyarnos en nuestro propio entendimiento, debemos confiar en que Él sabe cómo administrar nuestras vidas y riquezas mejor que nosotros.
Por lo tanto, incluso cuando Dios parece estar restando, está preparando el camino para una suma mayor en nuestra vida espiritual, emocional, salud mental y a veces incluso material.
Nos está moldeando para ser más como Él, más capaces de recibir y compartir Su amor, y más preparados para cumplir los propósitos que tiene para nosotros.
En el reino de Dios, la poda es una inversión en nuestra futura productividad y gozo.
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