El Trabajo, Marcos 6:3

El versículo de Marcos 6:3 es iluminador en varios aspectos, especialmente en lo que concierne al trabajo y a la vida de Jesús.

Jesús fue reconocido en su comunidad como el carpintero, ejerciendo una profesión que en aquel tiempo era esencial para la vida cotidiana. La carpintería, un oficio que requiere habilidad, precisión y creatividad, era fundamental para construir y reparar hogares, herramientas y muebles.

Este trabajo manual, realizado por Jesús, nos enseña varias lecciones profundas sobre cómo la fe se integra con todos los aspectos de nuestra existencia, no solo los espirituales.

Primero, al trabajar como carpintero, Jesús santifica el trabajo. Nos muestra que no hay labor insignificante a los ojos de Dios. Cada trabajo realizado con excelencia y dedicación es una forma de adoración y servicio a Dios.

Esa perspectiva eleva y dignifica todas las formas de trabajo, mostrando que son una parte integral de nuestro llamado y nuestra vocación.

Segundo, Jesús, a través de su oficio, se identifica plenamente con la humanidad. No se mantuvo alejado de las realidades diarias de la vida, sino que participó activamente en ellas.

Esta encarnación en los aspectos más mundanos de la existencia humana demuestra que Dios valora y está profundamente interesado en cada dimensión de nuestras vidas, incluidas las laborales.

Por último, al involucrarse en el trabajo manual, Jesús muestra que el Reino de Dios está presente en todas las áreas de la vida, incluyendo el mundo del trabajo.

Nos enseña que el trabajo es un medio a través del cual podemos reflejar los valores del Reino, promoviendo justicia, creatividad, y amor al prójimo a través de nuestras acciones cotidianas.

En resumen, la labor de Jesús como carpintero nos enseña que el trabajo es una dimensión fundamental de nuestra humanidad que Dios quiere redimir y usar para su gloria. Nos recuerda que cada aspecto de nuestra vida, incluido el trabajo, tiene un valor intrínseco y es una oportunidad para vivir de acuerdo a los principios del Reino de Dios. Nos anima a buscar la santidad en lo cotidiano y a ver nuestro trabajo como una forma de participación en la misión de Dios en el mundo.

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