No nos hagamos Esclavos de los Hombres, 1ª Corintios 7:23

por

en

Por precio fuisteis comprados; no os hagáis esclavos de los hombres.” 1ª Corintios 7:23 (RVR1960)

Este versículo destaca que nosotros, como siervos de Jesucristo, hemos sido redimidos por un precio infinito, el sacrificio de nuestro Señor. Nos recuerda que no somos dueños de nosotros mismos, sino que pertenecemos a Cristo, quien pagó nuestra libertad. Esta redención afecta todas las áreas de nuestra vida, incluyendo cómo administramos las finanzas.

La exhortación “no os hagáis esclavos de los hombres” nos llama a vivir de acuerdo con la libertad que Cristo nos ha dado, no sujetos a las expectativas y patrones de este mundo, sino sometidos a la voluntad de Dios y a Su propósito en cada decisión, incluso las financieras.

Analizando el término griego ἀγοράζω (agorazó), traducido como “comprados”, vemos que significa “comprar en el mercado” o “redimir”. Esto implica que, a un alto costo, hemos sido adquiridos para ser liberados del pecado y vivir para Dios. Como mayordomos de lo que Cristo nos ha confiado, nuestra administración debe reflejar esta redención.

No debemos caer en deudas o compromisos que nos aten a las cosas materiales o al control de otros, porque fuimos comprados para servir a Cristo y usar las riquezas conforme a Su voluntad.

En Romanos 6:22, Pablo nos dice: “Pero ahora, habiendo sido libertados del pecado y hechos siervos de Dios, tenéis por vuestro fruto la santificación y como fin, la vida eterna.” Esto nos llama a usar los bienes de manera que refleje nuestra libertad en Cristo y nuestra responsabilidad como administradores de Sus riquezas.

La palabra δοῦλος (doulos), que se traduce como “esclavos” o “siervos,” nos da una clave esencial para entender nuestra identidad. Aunque somos libres, también somos esclavos voluntarios de Cristo, dedicando nuestras vidas y recursos a Sus propósitos.

Esta sumisión voluntaria es la base de la verdadera libertad en las finanzas: administrar lo que Dios nos da sin caer en el pecado de depender de las riquezas o del control de los hombres. Como ministros de Su gracia, sabemos que todo proviene de Jesús y todo debe usarse en Su honor, evitando la trampa de vivir para satisfacer los valores de este mundo.

Consideremos un ejemplo práctico: si recibimos un aumento de ingresos, el mundo podría decirnos que esto es para aumentar nuestro nivel de vida o para acumular bienes, pero como siervos de Cristo, entendemos que esta provisión nos ha sido encomendada para administrar conforme a Su propósito.

Quizás una parte podría dedicarse a cubrir necesidades, otra para servir a otros, y siempre apartando para la obra de Dios. Esto muestra que no estamos atados a un estilo de vida que dependa del consumo, sino a la responsabilidad de usar todo lo que el Señor nos da para glorificarlo y edificar Su Reino.

También le interesaría:

De nuevo, este versículo nos llama a vivir como mayordomos libres y responsables, reconociendo que hemos sido comprados para servir a Cristo en todo lo que hacemos, incluyendo cómo manejamos las finanzas.

Nuestros pensamientos y decisiones deben estar sometidos a la voluntad de Dios, mostrando que vivimos bajo Su dirección y Su propósito.

Así, cada decisión financiera se convierte en una oportunidad de honrar al Señor y de reflejar nuestra identidad como Sus siervos, redimidos para la libertad y la fidelidad.

Comparte en tus redes


Comentarios

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *