Charles Spurgeon, conocido como el «Príncipe de los Predicadores», es recordado por su fidelidad a las Escrituras y su énfasis en la pureza de la adoración cristiana. Uno de los temas menos explorados de su ministerio es su perspectiva sobre la Navidad. Aunque no estaba en contra de la gratitud y el gozo por el nacimiento de Cristo, sí criticaba las tradiciones asociadas con la celebración de esta festividad, particularmente porque no encontraba respaldo bíblico para su observancia.
La opinión de Spurgeon sobre la Navidad como práctica eclesiástica. Spurgeon afirmó que la Navidad, tal como se observaba en su tiempo, no tenía fundamento bíblico. Según él, no había en las Escrituras ningún mandato que indicara que los creyentes debían conmemorar el nacimiento de Cristo en un día específico.
En una de sus declaraciones dijo: “Cuando se trata de observar días y tiempos, el espíritu de la cristiandad moderna es tan supersticioso como siempre lo fue bajo el papado. Si Dios hubiera deseado que observáramos el nacimiento de Cristo, lo habría ordenado en Su Palabra.”
Spurgeon sostenía que todo acto de adoración debía estar regulado por las Escrituras. Esto se basa en el principio regulador de la adoración, que enseña que solo aquello que Dios ordena explícitamente en su Palabra debe practicarse en el culto. Desde esta perspectiva, la celebración de la Navidad era una invención humana, más cercana a las tradiciones que a la verdadera adoración cristiana.
El trasfondo histórico. Spurgeon también señaló que muchas costumbres asociadas con la Navidad tenían orígenes paganos y habían sido adaptadas por la iglesia con el tiempo. Para él, esto era otra razón para cuestionar la legitimidad de esta práctica en la vida cristiana. Además, en su época, algunas celebraciones navideñas estaban marcadas por excesos y comportamientos que no reflejaban un espíritu de reverencia hacia Dios.
La importancia del nacimiento de Cristo. A pesar de sus críticas hacia la celebración de la Navidad como festividad, Spurgeon no minimizaba la importancia del nacimiento de Cristo. En varios de sus sermones destacó la profundidad teológica de la encarnación del Hijo de Dios y su impacto en la salvación. Decía que el nacimiento de Cristo debía ser un motivo de reflexión constante en la vida del creyente, pero sin la necesidad de fijar un día específico para ello.
En uno de sus sermones expresó: “Deberíamos meditar siempre en el nacimiento de Cristo; el Verbo hecho carne es un misterio que nos llama a adorarlo continuamente. Pero asignar un día para ello no está en las Escrituras y no es necesario para nuestra fe.”
Estas palabras reflejan el equilibrio que buscaba Spurgeon. Reconocía la grandeza del nacimiento de Cristo como parte esencial del plan de redención, pero insistía en que la adoración debía estar centrada en la Biblia, no en tradiciones humanas.
La adoración centrada en la Palabra. Spurgeon exhortaba a los creyentes a mantener una adoración pura y conforme a la voluntad de Dios revelada en la Escritura. Para él, agregar prácticas no ordenadas por Dios podía desviar el enfoque de la verdadera adoración. Su mensaje era un llamado a la iglesia a reflexionar sobre las tradiciones que adopta y asegurarse de que glorifiquen a Dios y no a las costumbres humanas.
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La enseñanza de Spurgeon sobre la Navidad es una invitación a evaluar nuestras propias prácticas como creyentes.
Aunque hoy en día la mayoría de las iglesias celebran la Navidad con buena intención, su mensaje nos recuerda la importancia de mantener la centralidad de Cristo y la fidelidad a las Escrituras en todas las áreas de nuestra adoración.
Su énfasis en el nacimiento de Cristo como motivo de gozo continuo nos lleva a vivir una fe diaria que refleje el impacto transformador del evangelio en nuestras vidas.
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