Posts de Mayordomía Financiera

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-No importa cuántas tarjetas de crédito posea una persona, su ingreso mensual sigue siendo el mismo. Las tarjetas de crédito no aumentan el dinero que una persona gana.

-Debemos ser cautelosas al llamarnos ‘princesas del Señor’, ya que podríamos encontrar difícil -ahorrar- si asumimos que lo merecemos todo.

-La capitalización de intereses sobre deudas de tarjetas de crédito puede llevar a un endeudamiento exponencial, con tasas anuales exorbitantes dependiendo del monto de la deuda.

-El contentamiento es una habilidad que se adquiere con el tiempo, y no es un sentimiento innato en el ser humano, que por naturaleza tiende al descontento, por ello, es fundamental educar y enseñar a los hijos a sentirse contentos y a valorar lo que tienen y no tienen hasta ese momento.

-La publicidad y el marketing están diseñados para generar descontento e insatisfacción, incentivándonos a consumir más; en la época de Pablo, las opciones de consumo eran limitadas, pero hoy en día, con una abundancia de productos y servicios, el desafío de mantenerse contento es mayor.

-El contentamiento consiste en estar agradecidos y satisfechos con lo que tenemos, mientras mantenemos metas y aspiraciones para mejorar en el futuro, lo que contrasta con el conformismo, que implica una falta de deseo de progresar.

-En Cristo las perdidas se transforman en ganancias; en Cristo significa obedecerle como Señor, obedecer sus principios que gobiernan Sus riquezas.

-Fomentemos el uso responsable de las tarjetas de crédito, evitando el endeudamiento excesivo para promover una salud financiera estable.

-Es importante acostumbrarse a pensar en términos de porcentajes en lugar de montos absolutos. Por ejemplo, si se compra algo por diez mil dólares y luego se decide comprar algo por quince mil dólares con la tarjeta, no se está gastando solo cinco mil dólares más, sino un cincuenta por ciento más. Este enfoque ayuda a tener una mejor comprensión de los gastos.

-La fatiga puede afectar nuestro autocontrol y la capacidad de tomar decisiones racionales. Según un estudio publicado en el Journal of Consumer Research, las personas cansadas son más propensas a tomar decisiones impulsivas y a gastar más dinero en compras innecesarias.

-El dinero no resuelve todos los problemas, solo resuelve todos los problemas relacionados con el dinero.

-El existo es, entre otras cosas, evitar el “exitismo”; lo primero es bíblico y lo segundo es secular. Ahora, apliquémoslo a las finanzas.

-La fatiga disminuye nuestra capacidad para evaluar riesgos y beneficios correctamente. Un estudio de la Universidad de California, San Diego, encontró que la falta de sueño afecta las funciones cerebrales relacionadas con la toma de decisiones, haciendo que las personas sean menos capaces de evaluar los pros y los contras de una compra.

-Cuando estamos cansados, somos más susceptibles a las tácticas de marketing y publicidad. Un estudio de la Universidad de Toronto mostró que la fatiga mental aumenta la probabilidad de sucumbir a la publicidad y a las ofertas de venta.

-Comprar puede convertirse en una forma de compensar el cansancio y el malestar emocional. Esto puede llevar a compras emocionales, donde se busca una gratificación inmediata en lugar de considerar la utilidad real del producto.

-El cansancio afecta la memoria y la capacidad de atención, lo que puede resultar en olvidar detalles importantes sobre el producto, como el precio, las características o la política de devolución. Un estudio del Journal of Experimental Psychology indicó que la privación del sueño reduce la capacidad de recordar información crítica.

-La riqueza no determina la integridad moral de una persona, y podemos actuar con rectitud y justicia independientemente de nuestra situación financiera. La honradez es una cualidad del carácter, y debemos esforzarnos por mantenerla en todas las circunstancias de la vida.

-Desear el lujo sin tener la solvencia económica es solo otra tentación más que empobrece.

-Anhelamos que Dios haga un milagro en nuestra mala administración financiera, pero no estamos preparados porque podríamos volver a mal administrar el dinero.

-Hay quienes, cuanto más tienen, más gastan; nunca ahorran y se quejan constantemente de estar sin dinero, se meten en problemas financieros y usan tarjetas de crédito como si no hubiera un mañana. ¡Y cuando se les dice que están mal, se molestan!

-Cuando vencemos la mentalidad de gastar más a medida que ganamos más, es cuando las finanzas realmente prosperan.

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