-Nunca nos olvidemos que servimos y tratamos con un Señor y Dios —tres veces Santo— nosotros sus siervos.
-Controlemos nuestros gastos y aprendamos a vivir con menos de lo que ganamos para aumentar nuestro ahorro y evitar deudas.
-En el «desierto financiero» es donde enterramos todo aquello que se revela contra Dios e impide nuestra entrada en la tierra que fluye leche y miel.
-Ahorremos un porcentaje accesible de nuestros ingresos para invertir inteligentemente y generar más ingresos; el ahorro es siempre el primer paso.
-La solución a nuestro problema financiero; ya no vivo yo más Cristo vive en mi.
-Eliminemos nuestras propias limitaciones y pensemos en grandes metas financieras.
-No nos conformemos con lo que tenemos, trabajemos duro para alcanzar nuestros objetivos financieros.
-Si nos preocupamos por lo que piensen los demás, seremos sus prisioneros financieros.
-Empecemos donde estamos y trabajemos con las herramientas financieras disponibles; encontraremos mejores recursos a medida que avancemos.
-Invertamos nuestros ahorros en lugar de guardarlos en una cuenta bancaria, especialmente en épocas inflacionarias, para rentabilizarlos.
-Hagamos que nuestro dinero trabaje para nosotros utilizándolo inteligentemente para generar ingresos pasivos.
-Guardar dinero en una cuenta bancaria no es una buena opción, especialmente en épocas de inflación. Invirtamos para rentabilizar nuestros ahorros.
-Muchos creen erróneamente que fijarse en el precio de lo que se va a comer es una mentalidad de pobre. En realidad, controlar nuestros gastos es clave para una gestión financiera inteligente.
-Para tener éxito como inversionistas o propietarios de negocios, debemos mantenernos emocionalmente neutrales ante las ganancias y las pérdidas.
-El secreto del éxito financiero es fijar metas correctas y alcanzables que nos guíen en nuestras decisiones y estrategias.
-La falta de disciplina en nuestras finanzas personales nos impide ser buenos mayordomos del Señor, y la mayoría de nosotros no confrontamos dicho problema.
-Debemos encontrar nuestro propósito financiero identificando lo que amamos, en lo que somos buenos, lo que el mercado necesita y por lo que podemos ser remunerados. Esta combinación nos dará una razón para levantarnos cada día con entusiasmo y alcanzar nuestras metas económicas.
-La paciencia es crucial en nuestras inversiones y negocios; si buscamos resultados inmediatos, podemos abandonarlo todo antes de verlos y nos hará perder dinero.
-Toda educación pública brinda una educación que no necesitamos, sino la que le conviene que tengamos; apliquémoslo a las finanzas personales.
-Si sabemos que el sistema tiene cambios bruscos, sabremos cómo sacar provecho de ellos.
-Desarrollemos hábitos que nos acerquen a nuestras metas financieras y nos ayuden a vivir una vida más plena.
Deja una respuesta