-Tanto el umbral de la pobreza como la cuna de oro son meros escenarios de aprendizaje.
-¿Dónde se ven dentro de 5, 10, 20, 30, 40 o 45 años? Entiendo que para muchos esta pregunta es motivo de burlas o mofas. Sin embargo, si su respuesta no incluyó planes de pensión o jubilación, les advierto sobre posibles problemas financieros desde el primer día de su retiro.
-La gestión de las riquezas del Señor nuestro Dios no opera bajo principios democráticos; somos siervos del Rey de reyes.
-Si cuanto más tenemos, más deseamos, entonces vivimos en un caos.
-Si antes su objetivo era tener suficiente dinero para adquirir todo lo que deseaba, y ahora ya no experimenta ese mismo anhelo, entonces ha empezado a tener la mente de Cristo en esa área.
-Si tenemos un problema con las finanzas, solucionémoslo, sin importar el tiempo que nos lleve.
-Dios siempre nos proveerá con la medida exacta de recursos financieros que necesitamos; nunca nos dejará con menos de lo realmente necesario. Su ayuda se ajustará perfectamente a nuestras realidad, sin caer en la escasez.
-¿Qué posibilidad tiene de ser escuchada una persona que enseña la verdad frente a otras que ofrecen medias verdades o falsedades? Esa es la probabilidad de que me escuche, en comparación con aquellos que le prometen dinero fácil y rápido a cambio de que usted les dé dinero de la misma manera.
-Evite realizar compras innecesarias, ya sea en línea o por impulsos del momento. No se endeude para adquirir un coche de lujo; controle sus gastos en salidas y lugares exclusivos. La ropa no necesita comprarse cada semana, y las comidas fuera deben ser un placer ocasional, no una rutina. Viajar es maravilloso, pero debe hacerse con moderación. Si decide vivir más allá de sus medios y no sigue estos consejos, debe estar consciente de que su situación económica, especialmente en términos de ahorro, no cambiará.
-Si no contamos con toda la cantidad de dinero que desearíamos manejar, pongamos nuestra atención y esfuerzo en administrar bien aquello que sí tenemos, por limitado que sea.
-La planificación financiera a un año vista es crucial; ir más allá de la rutina diaria y ordenar nuestras finanzas con una estrategia a largo plazo proporciona una comprensión profunda y paz mental. Al explorar cómo este enfoque puede cambiar nuestra manera de relacionarnos con el dinero, podemos dar pasos significativos hacia la estabilidad financiera.
-Amemos las prácticas de inversión honestas y aborrezcamos a los inversores deshonestos.
-Es bien sabido que la inflación puede mermar la riqueza, sin embargo, no todas las personas toman medidas para evitar la pérdida total de su poder adquisitivo.
-La habilidad para gestionar con sabiduría lo poco es a menudo el primer paso hacia una mayor responsabilidad financiera y eventual abundancia.
-Cada desembolso refleja una narrativa propia; así, interpretar lo que nuestros gastos revelan sobre nosotros es una habilidad crucial. Una categorización detallada de estos no solo expone nuestros patrones de consumo, sino que también nos empodera para reconfigurar proactivamente nuestro porvenir económico.
-Ninguna de nuestras excusas alterará la realidad de una deuda constante; únicamente la implementación de los principios de mayordomía bíblica en nuestras finanzas puede lograr un cambio significativo.
-Continuamente se presentarán ocasiones para mejorar nuestra situación financiera bajo la guía divina.
-Si nos encontramos estancados, sin oportunidades, o enfrentamos pérdidas, es poco probable que esté alineado con la voluntad divina y más probable que sea resultado de nuestras elecciones erróneas y la falta de seguimiento a sus enseñanzas.
-En toda gestión financiera, es esencial considerar primero los planes a corto plazo, e inmediatamente enfocarse en objetivos de mediano y largo alcance.
-Solo cuando amemos al Señor Jesucristo con un corazón nuevo de carne seremos buenos administradores de lo que nos encomienda, de las tareas que nos asigna.
-Guardémonos de la envidia, pues puede desequilibrar nuestro presupuesto al incitarnos a poseer lo que otros tienen.
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