-Para mantener la calma durante el periodo de las vacas flacas, José se aprovisionó previamente en el periodo de las vacas gordas.
-Existen muy pocas personas que se da una vida muy diferente a la de la mayoría de la población mundial; si usted es una de ellas, valore esa bendición y compártala.
-Seamos conscientes de que, en el momento en que dejamos de leer, estudiar y escudriñar las Escrituras, también dejamos de crecer y ser conformados a la imagen de Cristo.
-Reemplacemos nuestros fundamentos financieros actuales por aquellos arraigados en la sabiduría bíblica, y veremos cómo nuestras dificultades de gestión se corrigen.
-Es probable que usted no apruebe a las personas que se engañan a sí mismas. Si sus finanzas no reflejan los principios que rigen las riquezas según nuestro Señor, podría estar haciéndolo también consigo mismo.
-Si se encuentra en una situación de endeudamiento que no ha sido causada por constantes situaciones de fuerza mayor, entonces es posible que su ego haya obstaculizado el aprendizaje de la mayordomía financiera según los principios bíblicos.
-La historia enseña que, en muchas ocasiones, han sido las dificultades económicas las que han despertado el ingenio de los grandes ricos.
-Si aún no ha tomado conciencia de cuánto invierte en entretenimiento, probablemente esa inversión sea excesiva y sin retorno.
-¿Espera un gran cambio en sus finanzas? No lo espere de nadie más; tome la iniciativa usted mismo.
-Asistimos a la escuela no con el objetivo de aprender a ganar dinero, sino para adquirir las habilidades necesarias para trabajar para otros.
-Si nuestro corazón está vacío, preparémonos porque nuestros ojos descubrirán miles de ofertas; cuando sentimos un vacío emocional o espiritual, tendemos a notar más las “ofertas” del mundo que prometen llenar ese vacío.
-Si a la fecha no ha logrado alcanzar una situación económica muy buena, es fundamental reconocer que quizás no se han administrado adecuadamente las riquezas que el Señor nuestro Dios ha confiado a sus manos. A partir de este momento, permita que sea Él quien le guíe y enseñe.
-Al programar la alarma por la noche para despertarnos temprano por la mañana, ‘programémonos’ también para recordar, al oírla, que no lo hicimos para provocarnos un disgusto, sino como un recordatorio para aprovechar nuestro tiempo de la mejor manera, para la gloria de Dios.
-Invertir no es exclusivo de los ricos. Es lo que todas las personas deben considerar para multiplicar su dinero; y esto no se limita únicamente a la bolsa de valores.
-Para aquel que disfruta mostrar su estilo de vida, es crucial que esa práctica no impida ahorrar; es fundamental prepararse para enfrentar crisis económicas.
-Si orientamos la mirada de nuestros hijos hacia las posesiones materiales (consumismo y materialismo), pero no les enseñamos a fijarla en lo espiritual, hemos fallado en nuestra tarea más importante.
-La fe, otorgada por el Señor, es uno de nuestros tesoros más preciados. Ante los ladrones que acechan el camino de todo peregrino, ansiosos por robárnosla, mantengámosla bien sujeta, pues su valor es inestimable.
-Además de suplicar perdón al Señor por malgastar dinero en compras compulsivas, es primordial pedir sobre todo la fortaleza para no recaer en dicho comportamiento.
-Podemos tener la disposición de ocultar o dilapidar nuestros recursos, incurriendo en deudas, ¿pero acaso no podemos adoptar también una actitud orientada a multiplicarlos o a liberarnos de las deudas?
-Nuestra forma de ver las deudas refleja cómo somos.
-En finanzas, existe una ley que afirma: “El valor del dinero disminuye con el tiempo”; la inevitable disminución en el poder adquisitivo a lo largo del tiempo, de acuerdo con la inflación.
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