-Busquemos la prosperidad, no simplemente el efectivo.
-Mantener un seguimiento detallado de cada entrada y salida de dinero facilitará una relación más saludable y consciente con las finanzas, permitirá además anticipar los gastos, organizar las finanzas con previsión y disfrutar de las compras sin remordimientos.
-Aunque los impuestos no terminan en nuestros bolsillos, cumplir con ellos puntualmente es una obligación.
-Cuando el dinero fluye entrando y saliendo sin control, es indicativo de que aún no hemos comprendido su funcionamiento ni cómo ejercer dominio sobre él.
-Un cambio significativo en la manera de gestionar las finanzas, aunque pueda parecer extremo, es a menudo necesario pues resulta en beneficios.
-La indiferencia es el verdadero opuesto al amor, fe y vida, porque implica una total falta de conexión o emoción, más devastadora que cualquier sentimiento negativo como la herejía.
-Reconocernos como fuente de nuestros problemas financieros es clave para crecer, asumir responsabilidad nos ayuda para cambiar y aprender; evitamos culpar a otros porque la autovictimización solo frenará nuestro progreso.
-El hambre y las deudas ponen de mal humor.
-En ningún presupuesto hay un ítem destinado a vivir de las apariencias; por lo tanto, si vivimos de las apariencias, nos estamos desviando del presupuesto.
-Navegamos en realidades complementarias: una donde medimos los logros cosechados, y otra por lo que sembramos para el futuro; sin la siembra diligente, la cosecha es escasa; cada acción nos asegura una abundancia futura, enlazando el esfuerzo presente con el éxito venidero.
-Al gastar menos de lo que ingresamos y ahorrar la diferencia, incrementamos progresivamente nuestro patrimonio. Si además invertimos ese ahorro consistentemente a lo largo de los años, garantizamos que nuestro futuro distará significativamente de nuestro presente y pasado.
-El dinero, los bienes y las riquezas por sí solos no nos proporcionarán seguridad; es solo a través de las bendiciones de Dios que encontramos verdadera seguridad, y entre estas bendiciones se incluyen el dinero, los bienes y las riquezas.
-Si estamos gozosos en el Señor no albergaremos resentimientos ni conflictos internos cuando nos enfrentamos a la ausencia de algo que deseamos. no criticaremos las circunstancias dictadas por Dios y mantendremos toda paz a pesar de ello.
-Cuando permitimos que la gloria de Dios sea la principal influencia en la gestión de nuestras finanzas domésticas, todas las bendiciones, ya sean materiales o espirituales, adquieren un significado y valor renovados para nosotros; la perspectiva divina transforma nuestra apreciación de las bendiciones, permitiéndonos verlas no solo como recursos o beneficios, sino como expresiones del cuidado y propósito de Dios en nuestras vidas.
-No porque seamos abogados, médicos, ingenieros o periodistas, etcétera, significa que sepamos cuidar de nuestra salud, alimentarnos bien o administrar nuestras finanzas adecuadamente.
-Complaceremos a Dios al obedecer los principios que Él ha establecido sobre el manejo del dinero; no así al mundo.
-Debemos de enfocarnos en la esencia de las inversiones, viéndolas como adquisiciones de participaciones en empresas reales y no simplemente como números que fluctúan en gráficos financieros.
-Las personas, especialmente aquellas que configurarán el futuro, tienden a interesarse más por conseguir recompensas variables intermitentes, como las que ofrecen los juegos en diversas plataformas, en lugar de adquirir educación en finanzas personales y en cómo generar riquezas.
-Recordemos que todo comenzó con una sugerencia de cambio a la palabra de Dios; de forma similar, el ‘evangelio’ de la prosperidad ha manipulado los principios bíblicos que rigen el dinero.
-Aunque todos los errores doctrinales finalmente desaparecerán, por ahora continúan llevándonos por caminos alejados de la verdad; esto es especialmente relevante para la enseñanza de la mayordomía bíblica en el área de las finanzas.
-Uno de los consejos más sabios que podemos seguir es que, al cometer un error, busquemos ayuda de inmediato en lugar de intentar ocultarlo.
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