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Debemos revisar nuestro presupuesto diariamente, ya que tendemos a olvidarlo con frecuencia.

Las seducciones materialistas y consumistas del mundo nos seducen solo para arrastrarnos hacia la pobreza.

Censurar lo que aún no se comprende o se ha aprendido es característico del necio.

Hay una línea delgada entre la seguridad al invertir y el temor, miedo o pánico que puede surgir al hacerlo.

Si no establecemos límites en nuestro consumo, corremos el riesgo de gastar de manera descontrolada.

Los Depósitos son producto financiero que permite mantener una cantidad de dinero depositada durante un periodo de tiempo determinado. Al finalizar el plazo, se devuelve el monto inicial junto con los intereses generados.

Los fondos indexados de distribución son fondos de inversión que reparten dividendos entre sus partícipes de manera trimestral, semestral o anual.

Recordemos que no solo ganamos dinero trabajando; nuestro propio dinero también puede generar ingresos a través de diversas fuentes pasivas.

Gastamos en cuidar nuestra salud mediante medicina preventiva, o terminaremos gastando en remedios y tratamientos con la medicina curativa.

Invertir en nuestra salud es una de las inversiones más prioritarias y no deberíamos escatimar en gastos.

El Señor nuestro Dios es nuestro eterno proveedor.

Debemos revisar nuestro presupuesto diariamente, ya que tendemos a olvidarlo con frecuencia.

No debemos darnos una vida de rey cuando no lo somos.

Nuestro Señor estuvo dispuesto a morir por nosotros, sus siervos. ¿Cómo responderemos a ese amor eterno?

¿Cuál es nuestro verdadero objetivo en la vida? ¿Hacernos ricos o millonarios, o glorificar al Señor nuestro Dios a través de nuestra manera de vivir?

¿Cómo no vamos a invocar a Aquel que siempre nos ha provisto?

A falta de dinero, no clamemos al señor de las riquezas, sino al Señor de señores.

Si bien teológicamente no tenemos ningún problema en aceptar las afirmaciones de salvación de Cristo, el Señor, en la práctica a menudo intentamos compartir Su reinado exclusivo con el señor de las riquezas.

Cuantas más riquezas de Cristo tengamos y menos riquezas del mundo, más eficientes seremos como siervos de-para Él.

La riqueza no consiste en cuánto dinero ganas, sino en cuántos activos tienes.

El dinero nos es dado para que no presumamos.

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