–Con dinero o sin él, nunca se alcanza la plena felicidad ni la total desdicha; la verdadera diferencia está en estar con Cristo o sin Él.
–Hay personas que solo viven si tienen dinero, y hay personas que viven sin importarles el dinero, lo tengan o no.
–No permitamos que la codicia nos domine. Es crucial saber cuál es nuestro límite de satisfacción. Incluso aquellos que han acumulado grandes riquezas han enfrentado la ruina por tomar riesgos excesivos después de haber alcanzado la fortuna. Apliquemos nuestro juicio práctico.
–Interesantemente las supersticiones pueden influir en las decisiones de las personas (sin Cristo), incluso si tienen educación formal en áreas como la ingeniería comercial.
–En toda tentación monetaria o material, las pérdidas superarán ampliamente las pequeñas ganancias.
–Hay quienes tienen su vida, mente, hogar, familia y matrimonio rotos, todo debido a sus finanzas en bancarrota. Sin embargo, su corazón aún no está roto por falta de arrepentimiento ante la mala administración causada por una vida desenfrenada.
–No somos hombres a quienes se les deba ofrecer mil dólares para leer un capítulo de nuestra Biblia, pues para nosotros Su Palabra es más valiosa que el oro o la plata.
–Debemos descubrir los principios bíblicos de la mayordomía financiera como quien excava en busca de tesoros escondidos.
–Somos libres de las deudas cuando dejamos de adoptar la actitud de esclavos hacia ellas; ya nuestro Señor Dios nos ha hecho libres.
–Qué extraña ilusión es suponer que la felicidad reside en poseer dinero; la felicidad no necesita estar vinculada a la posesión de dinero.
–Todos piensan en cambiar la economía mundial, pero esos mismos no consideran cambiar sus propias finanzas.
–Quien no busca los principios bíblicos que gobiernan las riquezas del Señor se predispone a pasar toda su vida en una carrera de ratas.
–Es cómo usamos la riqueza lo que nos hará felices, no la riqueza en sí.
–La verdad es como un diamante, único e irrompible.
–Antes de dar una ofrenda al sacerdote, asegurémonos de que dentro del templo no haya nadie muriéndose de hambre.
–Cuando amemos a alguien, amémoslo tal como es, y no por su poder adquisitivo.
–No es lo mismo aprender principios que administran las riquezas siendo un criado que siendo el amo de los criados.
–El miedo socava nuestros mejores aliados en finanzas: Educación financiera, planificación estratégica, diversificación de inversiones, objetivos claros, manejo de riesgo, ahorro regular, asesoría financiera, disciplina en gastos, aumento de ingresos y reservas de emergencia.
–Toda batalla contra nuestra mala administración financiera es un trabajo de tiempo completo; de lo contrario, perderemos dicha batalla.
–No somos responsables de la administración de las finanzas de nadie más que de las nuestras; de las demás podríamos ser solo apoyo.
–No esperemos que “todas las estrellas se alineen” para comenzar a resolver nuestros problemas financieros; son números nuestros problemas y no astros.
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