-Cuando la economía mundial se desploma, nosotros los siervos del Señor encontramos un refugio seguro y un escondite en la Roca Eterna.
-Si estamos más libres de ocupaciones mundanas, podríamos tener más libertad para invertir y gestionar sabiamente los recursos financieros, buscando siempre la sabiduría del Señor, los principios bíblicos de la mayordomía, para hacer crecer sus bienes y beneficiar al prójimo.
-Lo más peligroso es confiar en hombres que predican un ‘evangelio’ falso.
-Cuando enfrentamos dificultades económicas como resultado de no seguir los principios bíblicos sobre el manejo del dinero, no debemos confundir esto con el sufrir por la causa de Cristo.
-Si Él aún no es Señor, nosotros todavía no somos sus siervos y seguimos siendo esclavos de nuestras propias pasiones y deseos.
-Si Dios nos tratara como merecemos, no gozaríamos de la prosperidad económica que disfrutamos. Él, en su misericordia, nos concede la capacidad para generar riqueza y administrar sus recursos de manera sabia, reflejando su gracia y provisión en nuestras vidas financieras.
-El propósito de los principios bíblicos que gobiernan las riquezas del Señor es que podamos administrarlas rectamente para Su gloria.
-No construyamos nuestras finanzas lejos de Dios. Huyamos de esas prácticas financieras. Dirijámonos hacia los principios financieros donde Dios pone su bendición. Seamos fieles en nuestras finanzas. Dios bendecirá y multiplicará nuestros recursos. Confiemos en que, bajo Su guía, nuestras finanzas serán edificadas sobre bases sólidas y duraderas.
-Las Escrituras dictan las normas para nuestra mayordomía financiera.
-La fidelidad de Dios triunfa, incluso ante nuestra ineficaz administración de Sus riquezas.
-Si Dios nos ha dado tan generosamente, ¿cómo deberíamos responder con nuestras ofrendas?
-Rendiremos cuentas de cómo hemos utilizado nuestro tiempo; si lo hemos invertido en beneficio propio y egocéntrico o en la glorificación del Señor.
-Cuando consideramos el dinero como una riqueza y lo perdemos por algún motivo, en realidad estamos adquiriendo nuevas riquezas de otros tipos.
-Las dádivas de los falsos apóstoles y pastores resultan inútiles, porque de acuerdo con 1ª Corintios 13:3, ellos no pueden ofrecerse a sí mismos ni entregarse en sacrificio, por carecer del amor del Señor; solo se aman a sí mismos, y eso de nada aprovecha.
-Al igual que con las fuentes de ingresos, no invirtamos todo nuestro dinero en la misma opción.
-¿Un pastor manejando diezmos, o mejor dicho, pseudo diezmos? No solo carece de amor por el prójimo, sino también por sus propias ovejas, obteniendo su «lana» mediante falsas enseñanzas.
-El principal problema que tienen los apóstoles, profetas, etcétera, en la actualidad es que, a su gran mayoría, Jesús les dirá un día que no los conoce; por lo tanto, no forman parte de Su iglesia y no han recibido el legado del Evangelio. Por esta razón, ellos mismos han creado su propio ‘evangelio’ de la prosperidad, el cual no es de salvación y vida eterna.
-En finanzas, las distracciones aparentemente baratas terminan costando caro.
-No se trata tanto de pensar en finanzas, sino más de actuar.
-Nadie es demasiado mayor para saldar deudas y comenzar a ahorrar e invertir.
-Como predicadores de la mayordomía financiera, deberíamos priorizar estar más informados bíblicamente que contablemente.
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