-Ha notado que la culpa sigue a las compras impulsivas, pero esta se manifiesta solo como remordimiento y no como convicción de pecado; únicamente la ley de Dios, aplicada por el Espíritu Santo, nos convence verdaderamente de nuestros pecados.
-No tiene importancia arrendar de por vida, si uno invierte constantemente a lo largo de ella.
-El sueldo o salario mensual es una compensación ínfima que recibimos para que renunciemos a nuestros intereses más elevados.
-La sabiduría humana en las finanzas falla cuando se confía exclusivamente en ella, desatendiendo la sabiduría bíblica en dicha materia.
-Para entender la esencia de cada persona, es fundamental observar aquello que más valora, sea material o espiritual.
-La verdad es que tanto el mundo como Satanás pueden desviarnos de una gestión financiera bíblica, pero el engaño más perjudicial es aquel que proviene de nosotros mismos.
-Cuando las comodidades y los placeres nos sobrepasan, nuestras finanzas tienden a disminuir.
-La pobreza —sistémica— resulta de contravenir Principios de la Mayordomía Financiera; excepto por problemas ambientales.
-Conocer y aplicar los Principios de la Mayordomía bíblica es imposible con la Biblia cerrada.
-Lo que perdura eternamente es más preciado que lo efímero, incluso si esto último fuera una grandiosísima fortuna.
-Las grandes fortunas y riquezas no existen si no es por la provisión del Señor.
-En toda gestión financiera bíblica siempre implementa un plan estructurado, o un plan B, o un plan C.
-Diversificar o buscar múltiples flujos de ingresos es una estrategia que conduce a una mayor estabilidad y prosperidad; refleja una mayordomía prudente y estratégica de los recursos que Dios nos ha encomendado.
-En lugar de confiar únicamente en nuestros propios recursos y esfuerzos, podemos multiplicar el potencial financiero mediante inversiones y asociaciones donde se comparten tanto los esfuerzos como las recompensas.
-Amando a nuestro prójimo y ofreciendo soluciones significativas a sus dificultades, encontramos caminos para prosperar que benefician a ambas partes y glorifican a Dios.
-Es más valioso beneficiarse de una pequeña contribución de un gran número de personas que depender únicamente de nuestros propios esfuerzos.
-Las inversiones pueden compararse con una escalera hacia el cielo: entendemos que ascienden en esa dirección, pero no nos es posible visualizar cada peldaño que conduce hasta el punto final.
-Ponemos al Señor nuestro Dios en primer lugar, y no al dinero, porque ese es el lugar que a Él le corresponde.
-Medimos nuestro consumismo, o seremos dominados por él de manera desmedida.
-¿Qué nos afecta más profundamente: La falta de dinero debido a nuestras compras compulsivas y mala administración financiera o nuestra mala administración en sí, y que en nada glorifica al Señor Jesucristo?
-Ser constante en la mayordomía financiera es practicar la disciplina y la fidelidad, reflejando un compromiso continuo con los principios bíblicos en nuestra administración de recursos.
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