–Es recomendable consumir azúcar moreno natural con moderación y evitar el consumo de azúcar procesada y jarabe de maíz alto en fructosa.
–Ejercitemos dedicando al menos 60 minutos la mayoría de los días, 4 días a la semana, para mantener un peso saludable y reducir el estrés; establezcamos metas realistas, elijamos actividades que disfrutemos y aumentemos gradualmente la intensidad y duración de los entrenamientos.
–Si podemos permanecer sentados a diario por una hora y media viendo una película, entonces podemos salir a caminar 10 mil pasos diarios.
–Dios no nos garantiza largura de días, pero a diario sí calidad de vida.
–Agradezcamos diariamente por nuestra salud y del cuerpo que Dios nos ha dado; fomentemos una actitud de gratitud que mejore nuestro bienestar general y nuestra disposición para cuidar mejor de nosotros mismos.
–Hidratémonos adecuadamente con agua todos los días, ajustando la cantidad según nuestra actividad y necesidades. La hidratación es vital para el funcionamiento de los sistemas corporales, incluido el metabolismo y la eliminación de toxinas.
–Incorporemos ejercicios de flexibilidad a nuestra rutina, ya que no solo mejoran la flexibilidad y la fuerza, sino que también reducen el estrés y mejoran nuestra salud mental y espiritual.
–Agradezcamos diariamente por nuestra salud y del cuerpo que Dios nos ha dado; fomentemos una actitud de gratitud que mejore nuestro bienestar general y nuestra disposición para cuidar mejor de nosotros mismos.
–Establezcamos horarios regulares para nuestras comidas y evitemos el “picoteo” constante, para mejorar el metabolismo y evitar la sobrealimentación, lo que puede llevar a un aumento de peso no saludable.
–Prioricemos el consumo de alimentos enteros y naturales ricos en nutrientes y bajos en azúcares añadidos, como frutas, verduras, granos enteros y proteínas magras, para fomentar una alimentación equilibrada y saludable.
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