“El impío hace obra falsa; mas el que siembra justicia tendrá galardón firme.” Proverbios 11:18 (RVR1960)
El libro de Proverbios nos enseña sobre la importancia de la integridad y la justicia en nuestras acciones, especialmente en el área de las finanzas. Este versículo destaca dos principios clave: la obra falsa del impío y la justicia del justo, que se traduce en un galardón firme.
Estos conceptos son fundamentales para entender la mayordomía bíblica y cómo debemos manejar nuestras finanzas de acuerdo con los principios de Dios.
El versículo de Proverbios nos advierte sobre las obras falsas, que representan prácticas financieras deshonestas. Como creyentes, estamos llamados a manejar nuestras finanzas con integridad y honestidad. Esto implica ser transparentes en nuestras transacciones, pagar nuestras deudas y evitar prácticas engañosas que puedan perjudicar a otros.
La Biblia nos recuerda en Proverbios 10:9 que la integridad financiera no solo honra a Dios, sino que también establece una base sólida de confianza y seguridad en nuestras relaciones personales y comerciales.
Sembrar justicia en el contexto financiero significa actuar con equidad y ser generosos con los recursos que Dios nos ha dado. Este principio se refleja en Proverbios 19:17: “A Jehová presta el que da al pobre, y el bien que ha hecho, se lo volverá a pagar.”
La generosidad no es solo una acción caritativa, sino una inversión en el reino de Dios que produce un galardón firme. Ser generosos implica apoyar a los necesitados, contribuir a la obra del Señor y usar nuestros recursos para hacer el bien en nuestra comunidad.
La mayordomía bíblica nos llama a ser administradores responsables de los recursos que Dios nos ha confiado. Esto incluye planificar y presupuestar sabiamente, ahorrar para el futuro y evitar deudas innecesarias. Jesús nos enseñó en la parábola de los talentos (Mateo 25:14-30) la importancia de usar nuestros recursos de manera diligente y productiva.
Cada uno de nosotros es responsable ante Dios por cómo gestionamos lo que se nos ha dado, y una administración responsable nos permite ser más efectivos en cumplir con nuestros propósitos y bendecir a otros.
Reconocer que todo lo que poseemos proviene de Dios es fundamental para una correcta mayordomía. Salmos 24:1 nos dice: “De Jehová es la tierra y su plenitud; el mundo, y los que en él habitan.” Esta comprensión nos lleva a depender de Dios para nuestras necesidades y a confiar en Su provisión.
En lugar de confiar en nuestras propias habilidades o recursos, debemos buscar la dirección y bendición de Dios en nuestras decisiones financieras. Filipenses 4:19 nos asegura que “Mi Dios, pues, suplirá todo lo que os falta conforme a sus riquezas en gloria en Cristo Jesús.”
Finalmente, uno de los principios más importantes de la mayordomía bíblica es invertir en el reino de Dios. Esto no solo se refiere a dar ofrendas y diezmos, sino a usar nuestros recursos para promover el evangelio y apoyar la misión de la iglesia.
Jesús nos instruyó en Mateo 6:20: “sino hacéos tesoros en el cielo, donde ni la polilla ni el óxido corrompen, y donde ladrones no minan ni hurtan.” Invertir en el reino de Dios tiene un valor eterno y asegura que nuestros recursos tengan un impacto duradero.
También le interesaría:
En resumen, la mayordomía bíblica en las finanzas implica manejar nuestros recursos con integridad, justicia, responsabilidad, dependencia de Dios e inversión en Su reino. Al seguir estos principios, no solo honramos a Dios, sino que también experimentamos Su bendición y provisión en nuestras vidas. Bajo el Señorío del Señor Jesucristo, somos llamados a ser buenos administradores de todo lo que se nos ha confiado, sabiendo que nuestras acciones tienen repercusiones eternas.
Deja una respuesta