Sin llegar a construir un dogma, sino más bien como un buen consejo, se debería estudiar primero una teología bíblica antes de abordar una teología sistemática porque desde ya se valoraría la primacía de la Biblia como fuente fundamental de toda teología cristiana.
Esta postura se alinea con la idea de que un entendimiento profundo y contextualizado de las Escrituras debe preceder cualquier intento de sistematizar las doctrinas teológicas.
Estudiar la Biblia en su totalidad y en su contexto proporciona un fundamento sólido sobre el cual se pueden construir sistemas teológicos coherentes.
Conocer la narrativa bíblica, las enseñanzas de los profetas, de Jesús y de los apóstoles, permite una comprensión más profunda de las doctrinas cristianas.
Abordar primero la Biblia ayuda a prevenir la distorsión de la teología, ya que el estudiante no está simplemente buscando versículos que respalden una idea preconcebida, sino que está dejando que la Biblia misma forme sus creencias y entendimientos teológicos.
La teología bíblica enfatiza el contexto histórico, cultural y literario de los textos bíblicos, lo que puede ayudar a evitar interpretaciones anacrónicas o fuera de contexto que a veces ocurren en los estudios sistemáticos.
Estudiar la Biblia profundamente no solo informa la mente, sino que también nutre el espíritu y el carácter del creyente, promoviendo una vida cristiana más fiel y piadosa.
La teología bíblica puede ser compleja y consumir mucho tiempo, ya que requiere un estudio detallado de toda la Biblia.
No todos los estudiantes pueden tener los recursos o darse el tiempo necesario para realizar este estudio antes de abordar la teología sistemática.
Es valioso tener una base bíblica sólida para luego interactuar con la tradición teológica y sistemática que ha sido desarrollada por la iglesia a lo largo de los siglos; el siguiente paso será más enriquecedor y formativo.
En resumen, la postura de priorizar la teología bíblica es válida y valiosa, ya que asegura que las doctrinas teológicas estén bien fundamentadas en la Escritura; luego, también es de mucha importancia integrar estos estudios con la teología sistemática para una comprensión completa y equilibrada de la fe cristiana.
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