“Pero tuvimos en nosotros mismos sentencia de muerte, para que no confiásemos en nosotros mismos, sino en Dios.” 2ª Corintios 1:9 (RVR1960)
Este versículo destaca la importancia de depender completamente de Dios en lugar de confiar en nuestras propias fuerzas. Este principio es esencial en la mayordomía bíblica en el área de las finanzas, ya que nos recuerda que nuestra provisión y seguridad no dependen de nuestras habilidades, sino de la fidelidad y provisión de Dios.
Principios bíblicos de mayordomía en las finanzas:
1. Dependencia de Dios: La mayordomía financiera bíblica nos llama a reconocer que todas nuestras posesiones y recursos provienen de Dios. En lugar de confiar en nuestra propia capacidad para generar riqueza, debemos depender de Dios para nuestra provisión y sustento. Porque mía es toda bestia del bosque, y los millares de animales en los collados. Conozco a todas las aves de los montes, y todo lo que se mueve en los campos me pertenece. (Salmo 50:10-11)
2. Sabiduría en la Administración: La administración sabia de los recursos es fundamental en la mayordomía bíblica. Debemos buscar la sabiduría de Dios para tomar decisiones financieras prudentes, planificar con antelación y gestionar nuestros recursos de manera que honren a Dios. Si alguno de vosotros tiene falta de sabiduría, pídala a Dios, el cual da a todos abundantemente y sin reproche, y le será dada. (Santiago 1:5)
3. Contentamiento: La satisfacción y el contentamiento en lo que Dios nos ha dado son claves para evitar la trampa del materialismo y la codicia. Al estar contentos con lo que tenemos, demostramos nuestra confianza en la provisión de Dios y evitamos el estrés y la ansiedad que vienen con la búsqueda constante de más. No os afanéis, pues, diciendo: ¿Qué comeremos, o qué beberemos, o qué vestiremos? Porque los gentiles buscan todas estas cosas; pero vuestro Padre celestial sabe que tenéis necesidad de todas estas cosas. (Mateo 6:31-32)
4. Generosidad: La generosidad es un reflejo del corazón de Dios y una parte integral de la mayordomía bíblica. Al dar generosamente a los necesitados y a la obra del Señor, reconocemos que Dios es el dueño de todo y que somos simplemente administradores de Sus recursos. Dad, y se os dará; medida buena, apretada, remecida y rebosando darán en vuestro regazo; porque con la misma medida con que medís, os volverán a medir. (Lucas 6:38)
5. Fidelidad: Ser fieles en la administración de lo que se nos ha confiado es crucial. Dios espera que seamos buenos administradores de nuestras finanzas, utilizando nuestros recursos de manera que reflejen Su voluntad y Sus propósitos. Bien, buen siervo y fiel; sobre poco has sido fiel, sobre mucho te pondré; entra en el gozo de tu señor. (Mateo 25:21)
6. Planificación y Preparación: La planificación y la preparación son esenciales para la buena mayordomía financiera. Esto incluye la elaboración de presupuestos, el ahorro para el futuro y la preparación para emergencias. Los pensamientos del diligente ciertamente tienden a la abundancia; mas todo el que se apresura alocadamente, de cierto va a la pobreza. (Proverbios 21:5)
7. Humildad y Confianza: Reconocer nuestra dependencia de Dios requiere humildad y confianza. Debemos humillarnos ante Dios, reconociendo que necesitamos Su guía y provisión en todas las áreas de nuestra vida, incluidas nuestras finanzas. Humillaos, pues, bajo la poderosa mano de Dios, para que él os exalte cuando fuere tiempo; echando toda vuestra ansiedad sobre él, porque él tiene cuidado de vosotros. (1ª Pedro 5:6-7)
Conclusión: La dependencia de Dios es un principio central en la mayordomía bíblica en el área de las finanzas. Al confiar en Dios en lugar de en nuestras propias fuerzas, buscamos Su sabiduría, practicamos el contentamiento, demostramos generosidad, y somos fieles administradores de los recursos que Él nos ha confiado. Estos principios nos guían a manejar nuestras finanzas de manera que honren a Dios y beneficien a los demás, mostrando un testimonio de Su provisión y cuidado en nuestras vidas.
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