“E hizo Dios la expansión, y separó las aguas que estaban debajo de la expansión, de las aguas que estaban sobre la expansión. Y fue así.” (Génesis 1:7 RVR1960)
Este versículo de Génesis describe cómo Dios ordenó la creación al separar las aguas, estableciendo un orden y estructura. Este acto de separar y organizar puede aplicarse a la mayordomía bíblica en el área de las finanzas, reflejando principios clave de administración y gestión.
Principios bíblicos de mayordomía en las finanzas:
1. Orden y Estructura: Dios estableció un orden en la creación, separando las aguas y creando la expansión. De manera similar, nuestras finanzas deben gestionarse con orden y estructura. Esto implica crear un presupuesto claro y detallado que permita una gestión eficiente de los ingresos y gastos. Porque Dios no es Dios de confusión, sino de paz. (1 Corintios 14:33)
2. Disciplina y Planificación: La creación de la expansión muestra la intención y la planificación de Dios. En nuestras finanzas, esto se traduce en la necesidad de planificar con anticipación y mantener la disciplina financiera. Esto incluye establecer metas financieras a corto, mediano y largo plazo, y adherirse a ellas con diligencia. Los pensamientos del diligente ciertamente tienden a la abundancia; mas todo el que se apresura alocadamente, de cierto va a la pobreza. (Proverbios 21:5)
3. Separación y Prioridades: Al separar las aguas, Dios nos da un ejemplo de cómo debemos priorizar y asignar nuestros recursos. En nuestras finanzas, esto significa distinguir entre necesidades y deseos, y asegurarnos de que nuestras necesidades básicas estén cubiertas antes de gastar en deseos secundarios. Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas. (Mateo 6:33)
4. Responsabilidad y Rendición de Cuentas: La mayordomía implica ser responsables y rendir cuentas por cómo utilizamos los recursos que Dios nos ha confiado. Debemos manejar nuestras finanzas con integridad y transparencia, sabiendo que somos administradores de los bienes de Dios. Ahora bien, se requiere de los administradores, que cada uno sea hallado fiel. (1 Corintios 4:2)
5. Provisión y Confianza en Dios: La creación de la expansión también refleja la provisión de Dios para un mundo ordenado. Debemos confiar en que Dios es nuestra fuente de provisión y sustento, y manejar nuestras finanzas con fe en Su capacidad para proveer todas nuestras necesidades. Mi Dios, pues, suplirá todo lo que os falta conforme a sus riquezas en gloria en Cristo Jesús. (Filipenses 4:19)
6. Generosidad y Compartir: La generosidad es un reflejo del corazón de Dios. Al ser buenos administradores de nuestros recursos, también estamos llamados a ser generosos y compartir con aquellos que están en necesidad. La generosidad no solo bendice a otros, sino que también trae bendiciones a nuestras vidas. El alma generosa será prosperada; y el que saciare, él también será saciado. (Proverbios 11:25)
7. Contentamiento: Estar contentos con lo que tenemos nos ayuda a evitar la trampa del materialismo y la avaricia. La Biblia nos enseña a estar satisfechos con lo que Dios nos ha dado y a vivir una vida de gratitud y paz. Pero gran ganancia es la piedad acompañada de contentamiento. Porque nada hemos traído a este mundo, y sin duda nada podremos sacar. (1 Timoteo 6:6-7)
Conclusión: La ordenación y estructura que Dios estableció en la creación nos brindan un modelo para la mayordomía financiera bíblica. Al aplicar estos principios de orden, disciplina, separación de prioridades, responsabilidad, confianza en Dios, generosidad y contentamiento, podemos gestionar nuestros recursos de manera que honren a Dios y beneficien a los demás. Estos principios no solo aseguran nuestras necesidades materiales, sino que también enriquecen nuestra vida espiritual y comunitaria.
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