El 25 de agosto de 1935, Arthur Walkington Pink, un renombrado expositor bíblico inglés, escribió en una carta una profunda reflexión sobre la naturaleza del incrédulo, la duda y las luchas espirituales que enfrentan los creyentes en su caminar con Dios.
Pink, conocido por su dedicación al estudio de las Escrituras y su énfasis en la soberanía de Dios, expresó en esta carta una verdad que resuena con muchos cristianos que batallan contra la incredulidad y el temor carnal.
Pink nació en 1886 en Nottingham, Inglaterra. Después de una conversión dramática que lo llevó a abandonar el ocultismo, Pink dedicó su vida al estudio de la Biblia y a la enseñanza de sus verdades.
A lo largo de su ministerio, se convirtió en un influyente autor y maestro bíblico, aunque pasó gran parte de su vida en relativo aislamiento, enfocado en escribir y distribuir sus estudios bíblicos a través de publicaciones y correspondencia.
A pesar de que Pink no tuvo un ministerio público prominente durante su vida, su obra tuvo un impacto significativo en la teología reformada y continúa influyendo a muchos pastores, teólogos y laicos en todo el mundo.
Sus libros y artículos, llenos de exégesis bíblica y un profundo conocimiento de la soberanía de Dios, han sido altamente valorados por su claridad doctrinal y su devoción a las Escrituras.
La cita de Pink del 25 de agosto de 1935 refleja su profunda conciencia de la batalla espiritual que enfrenta cada creyente contra el pecado, la incredulidad y el miedo carnal. En su carta, Pink escribió:
«None but the Lord himself can afford us any help from the awful workings of unbelief, doubtings, carnal fears, murmurings. Thank God one day we will be done forever with unbelief.» («Nadie, excepto el Señor mismo, puede brindarnos ayuda contra los terribles efectos de la incredulidad, las dudas, los temores carnales, las murmuraciones. Gracias a Dios, un día estaremos libres para siempre de la incredulidad.»)
En esta declaración, Pink capta la angustia que experimentan los cristianos al enfrentar su propia incredulidad y las dudas que pueden surgir en su caminar espiritual.
Reconoce que la incredulidad no es simplemente una falta de fe, sino un «terrible» efecto del pecado que puede manifestarse de diversas maneras: dudas sobre la fidelidad de Dios, temores que surgen de una naturaleza carnal, y murmuraciones que reflejan una insatisfacción con la providencia divina.
Pink afirma que ninguna ayuda humana es suficiente para combatir estos efectos devastadores. Sólo el Señor, con su poder y gracia, puede ofrecer el socorro necesario para vencer la incredulidad y fortalecer la fe de sus hijos.
Esta declaración subraya la dependencia total del creyente en Dios, no solo para la salvación, sino también para la preservación diaria en la fe.
Además, Pink expresa una esperanza firme en el futuro glorioso que espera a los creyentes. Al agradecer a Dios por el día en que «estaremos libres para siempre de la incredulidad«, Pink se refiere al momento en que, en la presencia de Dios, la lucha contra el pecado será finalmente superada. En la gloria eterna, la fe del creyente será perfecta, y ya no habrá lugar para las dudas, el temor o la murmuración.
Las palabras de Arthur W. Pink en esta carta son un recordatorio de las luchas internas que todos los cristianos enfrentan y de la necesidad constante de recurrir al Señor en busca de ayuda y fortaleza.
También reflejan su convicción de que, aunque la vida cristiana está marcada por desafíos y pruebas, la victoria final está asegurada en Cristo.
También le interesaría:
La declaración de Pink es un eco de las palabras del apóstol Pablo en Romanos 7:24-25: «¡Miserable de mí! ¿Quién me librará de este cuerpo de muerte? Gracias doy a Dios, por Jesucristo Señor nuestro.»
Al igual que Pablo, Pink reconoce la debilidad humana, pero también la maravillosa gracia de Dios que garantiza la liberación final de todas las consecuencias del pecado.
La obra de Arthur W. Pink, incluyendo esta reflexión, sigue siendo una fuente de ánimo para los creyentes que luchan con la incredulidad y el temor.
Su vida y escritos son un testimonio de la importancia de una fe centrada en la soberanía y suficiencia de Dios, y de la esperanza segura que tienen todos los que confían en Cristo para su salvación y preservación.
La confianza de Pink en la promesa de que un día los creyentes estarán libres de la incredulidad y del pecado es una verdad que consuela y fortalece a quienes esperan ansiosamente la redención final en la presencia de Dios.
Deja una respuesta