El 31 de enero del año 366 (Historia Antigua), Atanasio de Alejandría regresó a su ciudad natal tras uno de sus múltiples exilios, para pasar los últimos siete años de su vida defendiendo la doctrina cristiana ortodoxa contra el arrianismo. Considerado uno de los Padres de la Iglesia más influyentes, Atanasio fue un firme defensor del Credo de Nicea, y su teología contribuyó de manera decisiva a la consolidación de la doctrina cristológica en el cristianismo primitivo.
¿Quién fue Atanasio de Alejandría? Atanasio nació alrededor del año 296-298 d.C. en Alejandría, Egipto. Desde joven, mostró un profundo conocimiento de la fe cristiana y se convirtió en diácono y secretario del obispo Alejandro de Alejandría.
Fue en este papel donde participó activamente en el Concilio de Nicea (325 d.C.), el cual condenó el arrianismo y afirmó la plena divinidad de Jesucristo.
En el año 328 d.C., tras la muerte del obispo Alejandro, Atanasio fue elegido obispo de Alejandría, cargo que ocupó por más de 45 años, aunque con múltiples interrupciones debido a las persecuciones y exilios impuestos por sus adversarios teológicos y políticos.
La lucha contra el arrianismo y los exilios. El arrianismo, promovido por Arrio, un presbítero de Alejandría, sostenía que Jesucristo no era Dios en sentido pleno, sino una criatura creada por el Padre, lo que negaba la doctrina de la Trinidad.
Atanasio se convirtió en el más fuerte opositor de esta herejía y defendió la enseñanza del Concilio de Nicea (325 d.C.), que proclamó que Cristo es “de la misma sustancia” (homoousios) que el Padre.
Esta postura le costó caro, ya que fue exiliado en cinco ocasiones debido a la influencia de los arrianos en la corte imperial. Sus exilios fueron ordenados por cuatro emperadores romanos distintos y lo obligaron a vivir en diversas regiones, como Roma y el desierto egipcio, donde recibió el apoyo de los monjes y del movimiento monástico naciente.
Su regreso a Alejandría en 366 d.C. Después de años de exilio y persecución, en el año 366, Atanasio regresó finalmente a Alejandría, donde pudo dirigir la iglesia durante sus últimos siete años de vida. Durante este tiempo, se dedicó a: Reafirmar la fe nicena contra el arrianismo. Restaurar el orden en la Iglesia de Alejandría, que había sido afectada por los conflictos teológicos y políticos. Escribir y defender la ortodoxia cristiana, dejando un legado teológico que influiría en generaciones posteriores.
A pesar de los muchos años de persecución, Atanasio fue triunfante en su lucha, pues el arrianismo comenzó a perder influencia y, décadas más tarde, el Primer Concilio de Constantinopla (381 d.C.)reafirmaría la doctrina trinitaria que Atanasio defendió con tanta vehemencia.
Su legado como Padre de la Iglesia. Atanasio es recordado como uno de los más grandes teólogos de la historia cristiana.
Sus escritos y defensa incansable de la divinidad de Cristo ayudaron a consolidar la teología trinitaria. Entre sus obras más importantes están:
“Oraciones contra los arrianos”, donde argumenta en favor de la plena divinidad de Cristo.
“La vida de San Antonio”, una biografía sobre Antonio el Grande, que fue clave para el desarrollo del monacato cristiano.
Cartas festales, donde menciona por primera vez la lista de los 27 libros del Nuevo Testamentotal como los conocemos hoy.
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Atanasio murió en el año 373 d.C., dejando un legado imborrable en la teología cristiana.
El regreso de Atanasio a Alejandría el 31 de enero de 366 d.C. marcó el último capítulo de una vida dedicada a la defensa de la fe cristiana.
Su firmeza ante el arrianismo, a pesar de las persecuciones, lo convirtió en uno de los grandes defensores de la doctrina de la Trinidad y en una figura clave para la historia de la Iglesia.
Por su fidelidad a la fe nicena y su impacto teológico, la Iglesia lo reconoce como uno de los más importantes Padres de la Iglesia y un modelo de resistencia en tiempos de herejía y persecución.
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