Cipriano de Cartago Promotor de un Pseudodiezmo

Cipriano de Cartago en el año 250 d. C. usó libremente la palabra “diezmo” y lo defendió sin éxito, lo hizo como fuerte discípulo de Tertuliano, el gran asceta. Cipriano había renunciado a
sus posesiones mundanas cuando se había bautizado, y era extremadamente estricto
sobre compartir todos los “diezmos” y las ofrendas con los pobres.

Fue una figura significativa en la historia del cristianismo temprano, particularmente conocido por su liderazgo como obispo de Cartago y por sus escritos teológicos y pastorales.

Nacido alrededor del año 200 en el norte de África, Cipriano se convirtió al cristianismo en la edad adulta, alrededor del año 246, tras una vida de retórica y enseñanza, así como de cierta riqueza y estatus social.

Su conversión lo llevó a renunciar a sus riquezas y adoptar un estilo de vida ascético, influenciado por Tertuliano, uno de los primeros teólogos cristianos de la región, conocido por su defensa del ascetismo y su rígida interpretación de la fe cristiana.

Aunque ninguno de los padres de la Iglesia dice que el “diezmo” exacto se usó para sostener un ministerio de tiempo completo, por lo tanto, no se impuso obligatoriamente como ley de la Iglesia durante más de 700 años después del Calvario. Hasta Cipriano dijo también
que los obispos recibían emolumentos según su dignidad y mérito.

Después de su conversión, Cipriano rápidamente ascendió a posiciones de liderazgo dentro de la iglesia, siendo ordenado sacerdote y luego elegido obispo de Cartago en 248 o 249 d.C.

Su liderazgo ocurrió durante un periodo tumultuoso para los cristianos del Imperio Romano, enfrentando persecuciones externas y controversias internas, como la controversia sobre el tratamiento de los «lapsi» (cristianos que habían apostatado bajo persecución pero buscaban reingresar a la iglesia).

En cuanto al diezmo, un concepto extraído del Antiguo Testamento donde se requería que los israelitas donaran una décima parte de sus ingresos o cosechas como ofrenda a Dios, de nuevo, Cipriano fue uno de los primeros escritores en aplicar esta práctica mixta (víveres o dinero) dentro del contexto cristiano.

Aunque el diezmo bíblico no se practicaba universalmente en el cristianismo primitivo, Cipriano defendió su uso como un medio para apoyar a la Iglesia y a los necesitados, reflejando un compromiso que fue más allá de lo bíblico, solo ofrendas para el soporte comunitario.

A pesar de que Cipriano defendió el “diezmo”, no tuvo éxito en establecerlo como una práctica universal o obligatoria dentro de la Iglesia en su tiempo. Sin embargo, su abogacía refleja un momento temprano en la transición del cristianismo hacia estructuras más formalizadas de gobernanza eclesiástica y soporte comunitario, una transición que eventualmente incluiría el establecimiento del diezmo como una práctica regular en muchas denominaciones.

Cipriano murió mártir en el año 258 d.C., ejecutado por su fe durante la persecución del emperador Valeriano. Su vida y obra dejaron un legado duradero en la Iglesia, especialmente en la teología de la unidad eclesiástica, la importancia de la caridad cristiana, y el papel del liderazgo episcopal en la gobernanza de la iglesia.

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