Concentrados, 2º Reyes 4:29

«Entonces dijo él a Giezi: Ciñe tus lomos, y toma mi báculo en tu mano, y ve; si alguno te encontrare, no lo saludes, y si alguno te saludare, no le respondas; y pondrás mi báculo sobre el rostro del niño.» 2º Reyes 4:29 (RVR1960)

Este pasaje nos brinda una rica ilustración de la diligencia y la obediencia que debe caracterizar a los siervos de Dios en el cumplimiento de su responsabilidad.

Al analizar las palabras claves en el idioma original, se revelan principios profundos sobre la mayordomía financiera.

La frase «ciñe tus lomos» (הַזֵּר חֲלָצֶיךָ) implica preparación y disposición para el servicio. En el contexto de la mayordomía financiera, esto nos llama a estar siempre listos y preparados para administrar los recursos que el Señor nos confía.

El verbo «ciñe» en hebreo (זָרַר, zarar) sugiere la idea de asegurar o atar con firmeza, recordándonos que debemos ser firmes y decididos en nuestras decisiones financieras, siempre guiados por la sabiduría divina.

El mandato de «toma mi báculo en tu mano» (וְקַח מִשְׁעַנְתִּי בְּיָדְךָ) simboliza autoridad y responsabilidad. El báculo, en hebreo (מַטֶּה, matteh), no solo representa el poder de Dios, sino también la responsabilidad delegada.

Como administradores de las riquezas que pertenecen al Señor, debemos recordar que somos responsables ante Él por cada decisión que tomamos, ya que manejamos Su riqueza, no la nuestra.

La instrucción de «ve» (לֵךְ, lekh) y «no lo saludes» (אַל־תְּבָרְכֶנּוּ, al-t’varekhu) subraya la urgencia y la concentración necesarias en nuestras tareas. Esto nos enseña que en la administración financiera debemos evitar distracciones y manejar los recursos con diligencia, enfocándonos en los objetivos que el Señor nos ha encomendado.

Finalmente, «pondrás mi báculo sobre el rostro del niño» nos recuerda la importancia de aplicar correctamente la autoridad y los recursos que Dios nos ha dado para traer vida y restauración. En el contexto financiero, esto implica usar los recursos para propósitos que glorifiquen a Dios y edifiquen Su reino.

El principio adicional que apoya esta enseñanza se encuentra en Lucas 16:10: «El que es fiel en lo muy poco, también en lo más es fiel; y el que en lo muy poco es injusto, también en lo más es injusto.»

Como ministros de los recursos de Dios, nuestra fidelidad en las pequeñas decisiones financieras reflejará nuestra capacidad para administrar mayores bendiciones.

Un ejemplo práctico de este principio es cuando gestionamos un presupuesto familiar. Si somos diligentes en evitar gastos innecesarios, ahorrando sabiamente y priorizando el dar al reino de Dios, estamos demostrando que comprendemos nuestra responsabilidad como administradores de los recursos del Señor.

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En conclusión, estos principios nos enseñan que la mayordomía financiera no es simplemente una cuestión de administración técnica, sino una expresión de nuestra fidelidad a Dios.

Al manejar Sus recursos con diligencia, sabiduría y responsabilidad, honramos al Señor, reconociendo que todo lo que poseemos le pertenece a Él y que somos sus mayordomos encargados de multiplicar y usar estos bienes para Su gloria y el bienestar de Su pueblo.

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