Dando Generosamente

La Biblia es una rica fuente de enseñanzas sobre la generosidad y el dar, enfatizando tanto la importancia del corazón del dador como la del acto de dar en sí; enseñanzas clave que pueden guiarnos en la decisión de dar y cómo hacerlo de manera efectiva:

  1. Dar con un corazón alegre y voluntario: “Cada uno dé conforme a lo que ha decidido en su corazón, no de mala gana ni por obligación, porque Dios ama al dador alegre” (2ª Corintios 9:7). La motivación detrás del dar debe ser el amor y la gratitud hacia Dios, no la culpa o la presión externa.
  2. Dar primero a Dios: La práctica de la ofrenda para el adelanto de Su obra, que es retornamos parte de los ingresos a Él, principio bíblico que reconoce Su soberanía sobre todos los recursos (Proverbios 3:9-10). Aunque el Nuevo Testamento no establece cifras, sí promueve el principio de dar generosamente y de manera prioritaria al adelanto de Su evangelio.
  3. Dar para satisfacer las necesidades de otros: “El que tenga dos túnicas, comparta con el que no tiene; y el que tenga comida, haga lo mismo” (Lucas 3:11). La generosidad debe extenderse a satisfacer las necesidades físicas y espirituales de los menos afortunados, de los más necesitados como son los huérfanos y las viudas, reflejando el amor y la compasión de Cristo.
  4. Dar de manera condescendiente: La historia de la viuda que dio dos monedas de poco valor, todo lo que tenía para vivir, ilustra el valor de dar sabiendo que es vivir la necesidad, confiando en Dios para la provisión (Marcos 12:41-44); añade un valor especial al dar ante los ojos de Dios.
  5. Dar en secreto: “Pero cuando des a los necesitados, no dejes que tu mano izquierda sepa lo que hace tu derecha” (Mateo 6:3). Jesús enseñó que la generosidad no debe hacerse para ganar el reconocimiento de los demás, sino como un acto de adoración a Dios.
  6. Dar y recibir: “Dad, y se os dará; medida buena, apretada, remecida y rebosando pondrán en el regazo de ustedes. Porque con la medida que midan, se les medirá a ustedes” (Lucas 6:38). Aunque no debemos dar con la expectativa de recibir, Dios promete bendecir a aquellos que dan generosamente.
  7. Planificar el dar: “Al primer día de la semana cada uno de ustedes ponga aparte algo, según haya prosperado, guardándolo, para que cuando yo llegue no se recojan entonces ofrendas” (1ª Corintios 16:2). Planificar y preparar nuestras ofrendas es una manera de garantizar que el dar sea una parte regular y reflexiva de nuestra vida espiritual.

Estas enseñanzas bíblicas nos muestran que dar no es solo un acto de obediencia, sino una expresión de nuestra fe y confianza en Dios. Al dar generosamente, reflejamos el carácter generoso de Dios y participamos en Su obra de bendecir a otros.

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