El Obispo Samuel Wilberforce y el biólogo Thomas Huxley

El 30 de junio de 1860, tuvo lugar un famoso intercambio entre el obispo Samuel Wilberforce y el biólogo Thomas Huxley sobre el tema de la evolución. Este debate ocurrió en el Museo de la Universidad de Oxford, en Oxford, Inglaterra, apenas siete meses después de la publicación del influyente libro de Charles Darwin, «El origen de las especies».

Antes del debate, Wilberforce, conocido por su elocuencia y su habilidad en la retórica, recibió asesoramiento del reconocido biólogo Richard Owen.

Owen, un ferviente crítico de las teorías de Darwin, proporcionó a Wilberforce argumentos científicos con la esperanza de refutar las ideas de la evolución y la selección natural propuestas por Darwin.

El debate se llevó a cabo en el contexto de la reunión anual de la Asociación Británica para el Avance de la Ciencia, lo que aseguró una considerable audiencia de científicos, clérigos y el público en general.

La expectación era alta, ya que el libro de Darwin había generado un enorme interés y controversia en la comunidad científica y entre la sociedad victoriana en general.

Wilberforce, también conocido como «Soapy Sam» por su estilo oratorio pulido y algo resbaladizo, utilizó su discurso para atacar las ideas de Darwin con una mezcla de argumentos científicos y teológicos.

Durante su intervención, hizo uso de su formación clerical y su dominio de la retórica para ridiculizar la idea de que los humanos pudieran descender de simios.

En un momento particularmente célebre, Wilberforce preguntó a Huxley si era a través de su abuelo o de su abuela que afirmaba descender de un mono.

Thomas Huxley, conocido como «el bulldog de Darwin» por su ferviente defensa de la teoría de la evolución, respondió con una combinación de firmeza y claridad.

Huxley replicó que no tenía vergüenza de tener un mono como ancestro, pero que sí se sentiría avergonzado de estar relacionado con un hombre que utilizara su gran intelecto para oscurecer la verdad.

Este intercambio fue recibido con gran aplauso y ha pasado a la historia como uno de los momentos definitorios en la aceptación pública de la teoría de la evolución.

La famosa confrontación entre Wilberforce y Huxley simboliza el conflicto entre las interpretaciones religiosas tradicionales de la creación y las nuevas explicaciones científicas propuestas por Darwin.

Aunque el debate no resolvió inmediatamente las tensiones entre ciencia y religión, sí contribuyó a fortalecer la posición de los defensores de la teoría de la evolución y a popularizar las ideas de Darwin en la comunidad científica y más allá.

Con el tiempo, la teoría de la evolución ha llegado a ser ampliamente aceptada en la ciencia, y el intercambio entre Wilberforce y Huxley se recuerda como un momento clave en el debate sobre la evolución, ilustrando el choque entre viejas y nuevas formas de entender el origen de la vida y el lugar del ser humano en el mundo natural.

Comparte en tus redes


Comentarios

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *