Figuras de Dicción: Alegoría

Alegoría. Cuando una historia encierra otra historia más profunda 

Definición general. La Alegoría (del griego allegoría, “hablar de otro modo”) es una figura retórica que consiste en expresar un pensamiento, doctrina o verdad espiritual mediante una narración que, aunque tiene sentido literal, encierra un significado más elevado, simbólico o doctrinal.

A diferencia de la metáfora o la parábola, la alegoría no se limita a una sola imagen o enseñanza, sino que establece una correspondencia sostenida entre los elementos de la historia y una realidad espiritual. Es, por así decirlo, una parábola expandida y continua, donde cada parte del relato tiene un equivalente en el plano del significado oculto.

E.W. Bullinger considera la alegoría una figura sublime, especialmente usada por el Espíritu Santo para esconder y revelar verdades al mismo tiempo, permitiendo que el lector que busca comprenda, mientras que el indiferente pase de largo.

Características de la Alegoría:

• Se basa en una historia aparente, pero su mensaje real es otro, más profundo.

• Tiene correspondencia múltiple entre los elementos literales y los espirituales.

• Su propósito es enseñar, corregir, revelar o ilustrar verdades doctrinales.

• Es una figura extensa, no puntual; abarca un pasaje entero o incluso libros completos.

Ejemplos bíblicos:

Gálatas 4:22-31. Pablo interpreta la historia de Sara y Agar como una alegoría: Sara representa el pacto de la libertad y la Jerusalén celestial; Agar, el pacto de la esclavitud y el monte Sinaí. Aunque el relato es histórico, Pablo muestra que encierra una enseñanza espiritual sobre la ley y la gracia.

Salmo 80:8-16. Israel es comparado con una vid que fue sacada de Egipto, plantada por Dios, protegida y luego desprotegida. La vid no es solo una metáfora agrícola: es una alegoría completa del pueblo de Dios, su historia y su relación con el Señor.

Juan 10:1-18. Jesús como el Buen Pastor: aunque el pasaje tiene elementos de parábola, en su desarrollo continuo y en la equivalencia múltiple de personajes (pastor, ovejas, puerta, ladrón), se convierte en una alegoría profunda de su misión redentora y del vínculo con sus seguidores.

Diferencias con otras figuras similares:

• No es una simple parábola, porque no tiene solo una enseñanza central, sino múltiples niveles de interpretación.

• No es una mera metáfora, porque no se limita a una imagen breve, sino que desarrolla todo un sistema simbólico.

• No es tipología, aunque puede coincidir con ella: la tipología conecta hechos históricos entre sí; la alegoría transforma un relato en mensaje espiritual.

Usos teológicos y prácticos:

• Para explicar la relación entre Antiguo y Nuevo Testamento (como hace Pablo en Gálatas).

• Para mostrar la unidad entre historia y doctrina: los hechos bíblicos no son solo reales, sino también representativos.

• Para enseñar en profundidad sin ser explícito, dejando espacio a la meditación.

• Para revelar el carácter progresivo de la revelación: lo que antes era sombra, ahora es luz.

Aplicación homilética. La alegoría es una herramienta poderosa en la predicación cuando se desea mostrar la profundidad de la Escritura. El predicador, al exponer un texto alegórico, puede guiar al oyente a ver cómo Dios ha escondido perlas doctrinales en los pliegues de la narrativa.

Por ejemplo:

• Presentar la historia del Éxodo como un retrato alegórico de la salvación: esclavitud, liberación, guía divina, tierra prometida.

• Exponer el Cantar de los Cantares como la relación entre Cristo y su Iglesia, mostrando la intensidad del amor redentor.

• Mostrar a José como figura alegórica del Mesías: despreciado por sus hermanos, vendido, humillado, exaltado, salvador de muchos.

También le interesaría: 

https://finanzasymayordomia.com/figuras-de-diccion/

Conclusión. La Alegoría en la Biblia no es invención del lector, sino una herramienta inspirada por Dios para revelar misterios velados. 

Es un puente entre lo visible y lo invisible, entre la historia y la redención. 

Su belleza está en su profundidad, y su poder, en su capacidad de transformar la lectura superficial en contemplación espiritual.

Así también actúa la Palabra: mientras parece relatar hechos pasados, en realidad, susurra al oído del creyente los secretos del Reino. 

La alegoría enseña que toda la Escritura apunta a Cristo, incluso cuando no lo dice directamente.

Comparte en tus redes


Comentarios

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *