En Génesis 1:4, «Y vio Dios que la luz era buena; y separó Dios la luz de las tinieblas,» se pueden identificar varios principios bíblicos que se relacionan con la mayordomía financiera.
Principios Bíblicos de Mayordomía Financiera:
Discernimiento y Sabiduría:
- El acto de Dios de separar la luz de las tinieblas refleja un discernimiento claro entre lo que es bueno y lo que no lo es. En el ámbito financiero, los cristianos están llamados a ejercer discernimiento y sabiduría en la gestión de sus recursos, diferenciando entre inversiones prudentes y riesgosas, y entre gastos necesarios e innecesarios. Proverbios 3:13-14: «Bienaventurado el hombre que halla sabiduría, y que obtiene inteligencia; porque su ganancia es mejor que la ganancia de la plata, y sus frutos más que el oro fino.»
Orden y Organización:
- La acción de separar la luz de las tinieblas muestra un principio de orden. La mayordomía financiera requiere que se manejen los recursos de manera ordenada y organizada, asegurando que las finanzas estén estructuradas y que cada recurso tenga su propósito claro. 1ª Corintios 14:40: «Pero hágase todo decentemente y con orden.»
Evaluación de lo Bueno:
- Dios vio que la luz era buena antes de separarla de las tinieblas. Este principio de evaluar lo que es bueno se puede aplicar a cómo manejamos nuestras finanzas, asegurándonos de invertir en aquello que es bueno y provechoso. Filipenses 4:8: «Por lo demás, hermanos, todo lo que es verdadero, todo lo honesto, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo que es de buen nombre; si hay virtud alguna, si algo digno de alabanza, en esto pensad.»
Claridad y Transparencia:
- Separar la luz de las tinieblas también implica una claridad y transparencia. En las finanzas, es esencial ser transparentes y claros, tanto en nuestras propias cuentas como en nuestras interacciones financieras con otros. 2ª Corintios 8:21: «Procurando hacer las cosas honradamente, no solo delante del Señor sino también delante de los hombres.»
Conclusión
Estos principios se extraen del acto de Dios de separar la luz de las tinieblas, reflejando sabiduría, orden, evaluación de lo bueno, y transparencia. Al aplicar estos principios a la mayordomía financiera, podemos asegurar que estamos manejando nuestros recursos de manera que honra a Dios y promueve el bienestar y la prosperidad.
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