El 24 de noviembre de 1572 (Historia Moderna), en la ciudad de Edimburgo, Escocia, falleció John Knox, considerado el líder más influyente y destacado de la Reforma Protestante en Escocia. Su vida, marcada por un profundo compromiso con la predicación de la palabra de Dios y la defensa del Evangelio, dejó un legado que transformó profundamente la estructura religiosa, social y política de Escocia, sentando las bases del presbiterianismo.
John Knox nació alrededor de 1514 en Haddington, cerca de Edimburgo, en una Escocia dominada por la Iglesia Católica. Poco se sabe de sus primeros años, pero se formó en teología y leyes, probablemente en la Universidad de St Andrews. Influido por las ideas de la Reforma que se extendían desde el continente europeo, particularmente por la obra de Martín Lutero y Juan Calvino, Knox abrazó la fe protestante y se convirtió en un ferviente defensor de la doctrina reformada.
Knox comenzó su ministerio en un contexto complicado, ya que Escocia estaba firmemente bajo la influencia de la religión católica y el poder de Francia, con la reina regente María de Guisa actuando como protectora de los intereses católicos.
En 1546, el asesinato del arzobispo católico David Beaton marcó un punto de inflexión en el movimiento reformista escocés. Knox, por su parte, se unió a los reformadores en el castillo de St Andrews, aunque fue capturado en 1547 por fuerzas francesas y llevado a galeras como esclavo.
Tras ser liberado en 1549, Knox continuó su labor reformadora, primero en Inglaterra bajo el reinado del joven Eduardo VI, y luego en Ginebra, donde estudió bajo la tutela de Juan Calvino. Su tiempo en Ginebra fue decisivo, ya que adoptó firmemente las Doctrinas de la Gracia Soberana (o calvinistas) y las estructuras eclesiásticas que luego implementaría en Escocia.
En 1559, Knox regresó a Escocia, que estaba al borde de un cambio religioso. A través de su predicación inflamada y sus escritos, se convirtió en la voz principal de la Reforma en Escocia.
Con el apoyo de nobles escoceses, conocidos como los Lords of the Congregation, Knox desempeñó un papel clave en la promulgación del Parlamento Escocés de 1560, que abolió oficialmente el catolicismo en Escocia y estableció el protestantismo como religión nacional.
Knox también contribuyó a la redacción de la Confesión Escocesa de 1560, un documento que definió las creencias de la nueva Iglesia de Escocia, y organizó la iglesia bajo un modelo presbiteriano, en el que la autoridad recaía en consejos de ancianos en lugar de en una jerarquía episcopal.
Una de las facetas más conocidas de la vida de Knox fue su relación conflictiva con María, Reina de Escocia, una católica devota que regresó al trono escocés en 1561. Knox, desde el púlpito de la iglesia de St Giles en Edimburgo, criticó abiertamente a la reina, denunciando sus misas privadas y sus intentos de restaurar el catolicismo. Sus famosos enfrentamientos verbales con María son emblemáticos de la tensión entre la Reforma Protestante y el catolicismo en la Europa del siglo XVI.
Hacia el final de su vida, Knox continuó predicando, aunque su salud comenzó a deteriorarse. Su última aparición pública significativa fue en 1572, durante la Matanza de San Bartolomé en Francia, un evento que lo llenó de indignación y tristeza debido a la persecución de los hugonotes franceses (protestantes).
Murió el 24 de noviembre de 1572 en su casa en Edimburgo, rodeado de seguidores y amigos que lo consideraban un héroe de la fe.
Knox fue enterrado en lo que ahora es el patio de la iglesia de St Giles, aunque su tumba exacta se perdió con el tiempo. Su vida y obra dejaron una marca indeleble en Escocia, y su influencia se extendió mucho más allá de sus fronteras.
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John Knox no solo transformó la religión en Escocia, sino que también sentó las bases para una sociedad que valoraba la educación y el gobierno participativo.
El modelo presbiteriano que ayudó a establecer influyó en las iglesias reformadas de todo el mundo, incluyendo las iglesias presbiterianas en Estados Unidos y otros países.
Su legado sigue vivo en la historia de la Reforma Protestante y en la estructura de muchas denominaciones cristianas actuales.
Su muerte marcó el fin de una era, pero su influencia persiste como un testimonio de la lucha por la pureza doctrinal, la autoridad de la Biblia y la reforma de la iglesia.
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