John Rogers; martirio

El 4 de febrero de 1555 (Historia Moderna), John Rogers, un reformador inglés y clérigo protestante, se convirtió en el primer mártir del protestantismo bajo el reinado de la reina María I de Inglaterra, conocida como “Bloody Mary” (María la Sangrienta). Su ejecución en la hoguera, por negarse a renunciar a su fe, marcó el comienzo de una era de persecución religiosa contra los protestantes en Inglaterra.

John Rogers nació alrededor del año 1505 en Inglaterra y recibió su educación en la Universidad de Cambridge. Fue ordenado sacerdote en la religión católica y durante sus primeros años de ministerio trabajó en Gloucester. Sin embargo, su vida cambió radicalmente cuando viajó a los Países Bajos, donde conoció a William Tyndale, un influyente reformador protestante y traductor de la Biblia.

A través de su amistad con Tyndale, Rogers adoptó la teología protestante y se convirtió en un ferviente defensor de la Reforma, en particular de la traducción de la Biblia al inglés, un acto que en ese momento era considerado herético por la religión católica.

Después de la ejecución de Tyndale en 1536, Rogers tomó su trabajo y lo completó, publicando en 1537 la primera Biblia en inglés impresa en la historia, conocida como la “Biblia de Matthew”. Este texto, basado en las traducciones de Tyndale y de Myles Coverdale, se convirtió en una obra fundamental para la difusión de las Escrituras en Inglaterra.

Durante el reinado del protestante Eduardo VI (1547-1553), Rogers regresó a Inglaterra y fue nombrado predicador en la Catedral de San Pablo en Londres. En esta posición, defendió enérgicamente la doctrina protestante, promoviendo la salvación por fe y denunciando las doctrinas católicas, especialmente la transubstanciación y la autoridad papal.

La llegada al trono de María I y la persecución religiosa. El destino de Rogers cambió cuando María I, hija de Enrique VIII y Catalina de Aragón, ascendió al trono en 1553 tras la muerte de su hermano Eduardo VI. 

María, una ferviente católica, tenía el firme propósito de restaurar el catolicismo en Inglaterra y revertir la Reforma Protestante impulsada por su padre y por su hermano.

Para lograrlo, María reintrodujo la influencia de Roma y comenzó una intensa persecución contra los líderes protestantes. Esta política incluyó arrestos masivos, juicios por herejía y ejecuciones públicas. 

Rogers, por su prominencia en la Reforma y su cercanía con la traducción de la Biblia al inglés, fue uno de los primeros en ser arrestado. En 1553, poco después de la coronación de María, Rogers fue encarcelado en la prisión de Newgate en Londres. 

Pasó más de un año en condiciones extremadamente duras, sin acceso a su esposa ni a sus hijos, y sin recibir ningún tipo de apoyo.

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En enero de 1555, fue llevado a juicio ante el obispo católico Stephen Gardiner, uno de los principales asesores de la reina María. Durante el juicio, se le ofreció la oportunidad de retractarse de sus creencias protestantes y de someterse a la autoridad de la religión católica. 

Sin embargo, Rogers se negó firmemente. Declaró que la salvación se encontraba únicamente en la fe en Cristo y que la Biblia debía ser accesible para todos en su idioma nativo.

Su negativa a someterse a la Iglesia Católica lo condenó a la pena máxima: la ejecución en la hoguera.

La ejecución en la hoguera. El 4 de febrero de 1555, John Rogers fue sacado de su celda en la prisión de Newgate y llevado a Smithfield, un área de Londres utilizada para ejecuciones públicas. Se convirtió en el primer protestante en ser quemado vivo bajo la persecución de María I.

El impacto de su ejecución fue enorme. Rogers tenía una esposa y diez hijos, el menor de los cuales aún era un bebé al momento de su arresto. En un gesto desgarrador, su familia fue llevada al lugar de la ejecución, y se dice que Rogers caminó hacia la hoguera con valentía y sin miedo, animado por su fe en Cristo.

Testigos de la época relataron que murió cantando himnos y orando, sin ceder ante el dolor o la presión de renunciar a su fe. Se convirtió en un símbolo de la resistencia protestante y su martirio sirvió como inspiración para muchos otros cristianos que enfrentaron la persecución.

El legado de John Rogers. La muerte de Rogers marcó el comienzo de una serie de ejecuciones que continuarían durante el resto del reinado de María I. A lo largo de los siguientes tres años, alrededor de 300 protestantes fueron quemados en la hoguera, incluyendo figuras prominentes como el arzobispo Thomas Cranmer, y los obispos Hugh Latimer y Nicholas Ridley.

Sin embargo, lejos de sofocar la Reforma Protestante, la brutalidad de estas ejecuciones fortaleció la causa protestante en Inglaterra. Cuando María I murió en 1558, su hermana, Isabel I, subió al trono y estableció la Iglesia Anglicana, consolidando el protestantismo en Inglaterra.

Rogers es recordado como un héroe de la fe. Su traducción de la Biblia ayudó a sentar las bases de la famosa Biblia del Rey Jacobo (King James Bible), y su valentía en el martirio inspiró a generaciones de cristianos.

Su historia fue registrada en el libro “El Libro de los Mártires” de John Foxe, una obra que documenta las persecuciones contra los protestantes y que se convirtió en una lectura esencial para los reformadores y creyentes de la época.

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John Rogers no solo fue un reformador y traductor de la Biblia, sino un ejemplo de fidelidad a sus convicciones hasta la muerte. 

Su martirio, el primero bajo la sangrienta persecución de María I, marcó un punto de inflexión en la historia de la Reforma Inglesa.

A pesar de la brutalidad de su ejecución, su testimonio fortaleció el movimiento protestante y su legado sigue vivo hoy en la historia del cristianismo.

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