El 19 de mayo de 1382 (o el 21, según algunas fuentes), un terremoto sacudió Londres alrededor de las 2 de la tarde mientras se llevaba a cabo un sínodo encabezado por el Arzobispo William Courtnay, destinado a condenar a John Wycliffe por sus esfuerzos para reformar la iglesia.
Este evento, conocido como el «Terremoto del Sínodo», fue significativo tanto por sus implicaciones físicas como simbólicas.
John Wycliffe fue un teólogo y reformador inglés que vivió durante el siglo XIV. Es conocido como uno de los primeros críticos de la Iglesia Católica y precursor del movimiento de la Reforma Protestante que surgiría en el siglo XVI. Wycliffe cuestionó la autoridad papal y promovió la traducción de la Biblia al inglés, argumentando que las Escrituras deberían ser accesibles a todos los fieles, no solo a los clérigos que entendían el latín.
El sínodo convocado por el Arzobispo William Courtnay en 1382 tenía como objetivo abordar las enseñanzas y escritos de Wycliffe, que se consideraban heréticos por desafiar las doctrinas establecidas de la Iglesia Católica.
Entre las ideas de Wycliffe que fueron condenadas estaban sus críticas al poder temporal de la Iglesia, su rechazo a la transubstanciación (la creencia de que el pan y el vino se convierten en el cuerpo y la sangre de Cristo durante la Eucaristía) y su insistencia en la primacía de las Escrituras sobre las tradiciones eclesiásticas.
Durante las deliberaciones del sínodo, un terremoto sacudió Londres, causando pánico entre los asistentes y los habitantes de la ciudad.
Este evento natural fue interpretado de diversas maneras por los contemporáneos:
Algunos vieron el terremoto como un signo de desagrado divino hacia las acciones del sínodo y un respaldo a las reformas propuestas por Wycliffe.
La coincidencia del terremoto con la reunión para condenar a Wycliffe fue percibida por sus seguidores como una señal de que Dios estaba de su lado.
Otros, sin embargo, interpretaron el terremoto como una confirmación de la herejía de Wycliffe, argumentando que era una advertencia divina contra sus enseñanzas y una señal de que la Iglesia debía purgarse de sus influencias perniciosas.
A pesar del terremoto, el sínodo continuó y las enseñanzas de Wycliffe fueron formalmente condenadas. Los escritos de Wycliffe fueron prohibidos y él mismo fue expulsado de su cátedra en la Universidad de Oxford. Sin embargo, Wycliffe continuó escribiendo y defendiendo sus ideas hasta su muerte en 1384.
El trabajo de Wycliffe sentó las bases para futuros movimientos de reforma religiosa. Sus seguidores, conocidos como los «Lollardos», continuaron propagando sus ideas en Inglaterra, enfrentándose a persecuciones severas.
Wycliffe también es conocido como el «Lucero de la Reforma» debido a su influencia en los reformadores del siglo XVI, como Jan Hus y, posteriormente, Martín Lutero.
La autoridad para la fecha y el evento se encuentra en «Actes and Monuments» de John Foxe, una obra también conocida como el «Libro de los Mártires» de Foxe.
Esta obra documenta la historia de la persecución de los cristianos, especialmente los reformadores, y es una fuente valiosa para entender los eventos religiosos y sociales de la época.
El terremoto del 19 de mayo de 1382 durante el sínodo de Londres es un evento cargado de significado histórico y simbólico.
Representa un momento crítico en la lucha entre las fuerzas de la reforma y las autoridades establecidas de la Iglesia, y subraya la tensión entre la búsqueda de la verdad religiosa y el poder institucional.
La condena de Wycliffe, aunque efectiva en su tiempo, no pudo detener el impulso de la reforma que finalmente cambiaría el curso de la historia religiosa en Europa.
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